>

Blogs

Teri Sáenz

Chucherías y quincalla

El hombre que dejó el banco en su sitio

En su etapa como alcalde de la capital, José Luis Bermejo (Logroño, 1947) instauró los bautizados como ‘Martes del vecino’. Ese día, entre las ocho de la mañana y las dos de la tarde, recibía personalmente a cualquier ciudadano que quisiera trasladarle una queja. De las miles de peticiones que escuchó entonces, su memoria guarda como un tesoro la que le trasladó una joven que pidió algo tan simple como reponer un banco a la puerta de su casa que habían quitado para colocar en la calle un paso de cebra. Sus razones le desarmaron. Se trataba del único objeto que su padre, enfermo de alzhéimer, era capaz de recordar de su entorno más próximo. Le faltó tiempo para acudir al parque de servicios, localizar el viejo banco y ordenar que los técnicos lo repusieran en su lugar.

Aquel gesto resume lo que el propio José Luis Bermejo cree que guió -«al menos fue lo que intenté cada día»- el quinquenio que estuvo al frente del Consistorio logroñés: el interés por las personas. El mismo espíritu que le arrastró a ingresar en política en 1979 bajo el paraguas de la UCD y que ha sido su guión vital, primero en su larga etapa de concejal -con la formación de Adolfo Suárez hasta su desmembramiento en 1987, los dos años siguientes junto al Partido Riojano Progresista, que abandonó por disconformidad con la moción de censura contra el gobierno de Joaquín Espert en el que era vicepresidente, y desde 1989 con el PP- y a partir del año 2000 como diputado nacional durante dos legislaturas y la última en calidad de senador. Dos periodos de su carrera bien diferenciados de los cuales se queda a ojos cerrados con el primero. «Estar a pie de calle, saber que tus decisiones solucionan problemas inmediatos no tiene precio», reflexiona quien ha mantenido cargos de relevancia en diferentes comisiones y que, asegura, trató de imprimir con éxito relativo ese dinamismo municipal al pesado engranaje legislativo desde Madrid.
Frente a los odios y arribismos que imperan en la política actual, la que ha vivido y practicado José Luis Bermejo está marcada por la cercanía, y así su nómina de amistades incluye personas de diferentes ámbitos e ideologías porque, como enfatiza, «lo importante no es el envoltorio, sino el contenido». Estrechamente vinculado al mundo del deporte con especial pasión por el balonmano y a su otro amor que es la fotografía, ha sido la docencia el hábitat natural de un Bermejo que se ha esforzado por trasladar a la política su experiencia como maestro en Maristas. A veces con paciencia y afán didáctico, y en ocasiones obligando a repetir cien veces la lección. «Un día cogí a un joven concejal por la pechera, lo llevé hasta la ventana del despacho y de dije: ves a esa anciana que va con el bastón, a ese chaval que anda en bicicleta… ellos son los que mandan aquí, no tú», recuerda sin dar más pistas y haciendo gala de discreción.
Su inventario íntimo tampoco está exento de momentos amargos. El más doloroso está fechado el 3 de febrero del 2000 y tiene un nombre propio: Francisco Sáez Porres, el concejal socialista a quien conocía desde la etapa de éste en la ORT, y que murió en el salón de plenos tras defender una moción pidiendo el procesamiento de Pinochet. «Le pregunté ‘Paco, ¿has acabado?’ y se desplomó allí mismo. Nunca antes me había tocado hacer el boca a boca», rememora con un mohín de tristeza. Desde el romanticismo ‘amateur’ de aquellos 80 en los que compatibilizaba el cargo de edil con su trabajo y Anselmo, el abastecedor del bar del Ayuntamiento, le tenía preparado todas las tardes un bocadillo de tortilla para que no fuera con el estómago vacío al colegio, hasta su ascenso a la Cámara Alta, Bermejo extrae una conclusión: «Me habré equivocado muchas veces, pero siempre he sido honesto». También cuando se prestó a ocupar el último puesto de la lista de una Gamarra cuya victoria amenazaba la irrupción de su sucesor, Julio Revuelta. Ahora le resta ejercer de abuelo primerizo, concluir un máster en Patrimonio Histórico, seguir disparando su cámara y colaborar con diversas ONG. Todo, menos quedarse sentado en un banco cualquiera de Logroño y olvidar lo que ha sido y es.
                                                                                                                                                                                                                                                             Caricatura: Tris

septiembre 2011
MTWTFSS
   1234
567891011
12131415161718
19202122232425
2627282930