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Teri Sáenz

Chucherías y quincalla

Registro en el Parlamento

Lo acontecido en el primer pleno del Parlamento de La Rioja tras el parón veraniego es difícil de explicar (al ciudadano) y complicado de entender (para el ciudadano). En un gesto inusual, el grueso del grupo socialista se ausentó del hemiciclo mientras Pedro Sanz tomaba la palabra para responder a una pregunta de su propio partido sobre la situación laboral de la comunidad autónoma. En los pasillos de la Cámara, y mientras dentro sólo permanecían en sus asientos los dos socialistas de la Mesa y Ana Santos como portavoz adjunta atendiendo a otra pregunta del PR+ sobre las afectadas por un curso de auxiliar de enfermería, el PSOE explicaba el motivo de su salida temporal: la protesta por la inadmisión por parte de José Ignacio Ceniceros de las dos preguntas previstas al presidente de La Rioja por quedar registradas fuera de plazo. El episodio tuvo una extraña prolongación cuando, después de que los socialistas volvieran a sus puestos, la mayoría de sus homólogos del PP también abandonaron la bancada aunque, en su caso, sin explicar si se trataba de una réplica al PSOE, desinterés por la moción que en esos momentos argumentaba Concepción Andreu o, simplemente, refrescar el gaznate.

Las versiones de todos los protagonistas coinciden en las líneas básicas. El plazo para el formalizar el trámite concluía a mediodía del miércoles. El PP tramitó sus cuestiones a las 11.56 horas y el PSOE hizo lo propio justo después, a las 12.01 horas. Para los socialistas, se trata de una limitación de la labor de la oposición, más aún cuando al cierre de la oficina ellos se encontraban dentro. Una estrategia de los populares para evitar que Sanz responda a la el pago de su sede y los papeles de Bárcenas que abordaba una de las preguntas que finalmente quedaron fuera del orden del día. Para Carlos Cuevas, es un incumplimiento del reglamento y un feo a la principal institución política de la comunidad.

parlamento

El caso saca a la luz una práctica parlamentaria común y cuestionable entre los dos grandes partidos a la hora de plantear las preguntas orales al presidente que sólo tienen cabida los primeros plenos de los meses hábiles. Dado que las cuestiones se debaten en orden de registro, PP y PSOE se esfuerzan por apurar los plazos para que la suya sea la última en responderse y, de este modo y siempre según su lógica, tengan más peso mediático. El modo de actuar ha llevado de un tiempo a esta parte a escenas kafkianas, con los encargados de registrar la documentación mirándose de soslayo por los pasillos de la Cámara a la espera de que el otro haga la certificación, Un ejercicio de funambulismo sobre el límite de la hora donde, como en este caso, tiembla el alambre del reloj.

Lo sucedido en la más alta instancia de la soberanía riojana deja al ciudadano de a pie que se supone allí representado un puñado de interrogantes sin registro oficial. ¿Tendría más repercusión una pregunta parlamentaria sobre la oveja chamarita que otra sobre la presunta financiación ilegal sólo porque Sanz la responda más tarde? ¿Por qué no instensificar el celo para formular una cuestión sobre la que el PSOE está centrado el ataque al grupo del gobierno? Y sobre todo: ¿Qué fresador se juega no acabar su trabajo a la hora prevista y arriesgar su jornal cuando tiene toda la mañana para hacerlo?

 

Fotografía: Justo Rodríguez


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