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Teri Sáenz

Chucherías y quincalla

“Podemos se la jugará cuando deba mojarse para dar gobiernos y elaborar candidaturas”

Pocos momentos en la historia reciente de la política española han acumulado tantas novedades. Desgaste del bipartidismo, irrupción de Podemos, cambio de liderazgo en el PSOE, relevo en la Casa Real… En medio de esa vorágine, Pablo Simón (Arnedo, 1985) ofrece desde Bruselas su análisis de la actual coyuntura y el futuro inmediato, parte del cual se incluye en el libro ‘La urna rota’ (Editorial Debate) que acaba de publicar junto al resto de académicos y profesionales integrados en un colectivo, Politikon, nacido en el 2010 con el afán de incentivar el debate público.

-¿Qué contiene “La urna rota”?
-El libro intenta explicar y documentar los principales problemas políticos de nuestro país que, según argumentamos, surgen de la combinación de una burbuja inmobiliaria, que amplió el espacio para la corrupción, y unas instituciones con deficiencias, especialmente los partidos, la administración y el sistema electoral. En la segunda parte del trabajo discutimos soluciones para paliar esas deficiencias, desde las primarias hasta la transparencia.
-¿Qué llama la atención del 25M: la irrupción de Podemos o la erosión de los grandes partidos?
-Ambas cuestiones están relacionadas. Los dos partidos principales nunca habían sumado un porcentaje tan escaso de apoyos, por debajo del 50%. Por otra parte, Podemos es la plataforma en torno a la que se han unido muchos ciudadanos insatisfechos con el sistema político y, como explicamos en el libro, cuando existe descontento y los partidos tradicionales no emprenden reformas, es más probable la emergencia de nuevas fuerzas como ha ocurrido también en Grecia o Italia. En España, con la crisis económica en su apogeo, un interés creciente por la política y más de un 70% de desconfianza hacia el sistema, estábamos sobre un volcán que muchos no han querido ver.
-¿Se agota el recorrido del partido de Pablo Iglesias en su figura y la coyuntura en la que ha surgido?
-Es pronto para saberlo. En general es positivo que las sensibilidades presentes en la sociedad se organicen para participar políticamente en cualquier estructura. Podemos ha movilizado y politizado a mucha gente. Sin embargo, ahora hay que ver cómo se estructura. Su funcionamiento asambleario le hace arriesgarse a ser capturado por minorías organizadas; su organización territorial puede hacer poco coherente su programa. Ahora mismo Podemos tiene una luna de miel con una parte de la opinión pública, especialmente con el electorado más de izquierda, pero cuando deba mojarse para dar gobiernos o elaborar candidaturas a nivel local, entonces es cuando se la jugará como partido.
-¿Han sido las elecciones europeas el anticipo de lo que vendrá en las autonómicas y municipales?
– Es difícil extrapolar estas elecciones porque se rigen por tres dinámicas particulares: la gente participa menos, suele haber más castigo al gobierno que en unos comicios normales y el sistema electoral de distrito nacional favorece el voto a partidos pequeños. A mi juicio, la principal conclusión del 25M es que Podemos es un nuevo actor político a tener en cuenta, con lo que el sistema político regional y local puede fragmentarse más de lo esperado.
-¿Cabe una lectura específica de los resultados en La Rioja?
– Se pueden destacar cuatro cuestiones. Mientras que el PSOE ha seguido un comportamiento similar al del resto de España, el PP ha resistido la caída bastante mejor que en otras regiones. En segundo lugar, UPyD se ha colocado como tercera fuerza, sacando una de sus mejores marcas autonómicas. Por su parte, Podemos se ha quedado muy cerca del sorpasso a Izquierda Unida, principalmente porque la formación de Cayo Lara no ha despegado tanto como se esperaba. Por último, como de costumbre, en La Rioja hemos sido de los que más hemos votado en estas elecciones.
-El PP no se da por aludido y niega que el bipartidismo se haya roto. Que su fuerza, aunque mermada se mantiene, y es el PSOE el que está desmoronándose.
-Es cierto que el PP tiene menos razones para estar preocupado que el PSOE, el cual tras perder el centro en el 2011 está sufriendo ahora una sangría por la izquierda a través de Podemos e IU. Sin embargo, el PP tiene pocas razones para mostrarse ufano. Por un lado, porque muchos votantes populares se han quedado en casa y será difícil recuperarlos para el 2015 sin una mejoría de la economía. Y por el otro, porque al final en democracia lo importante es quien suma los escaños para gobernar, ya sea uno o varios partidos, y el nuevo escenario sugiere que coaliciones alternativas podrían arrebatarles los gobiernos de Madrid o Valencia. Los populares pueden perder muchos feudos históricos en las próximas elecciones y sus barones ya muestran preocupación.
-¿También en La Rioja corre riesgo la hegemonía del PP?
-No es descartable. En un escenario tan volátil, unos pocos votos pueden ser decisivos y arrebatar la mayoría absoluta al PP. Ahora bien, la oposición tendría que unirse en bloque para impedir que gobernasen los populares y coordinar a tantos partidos tan diferentes también tiene sus problemas. Incluso cabe la opción de un gobierno en minoría como pasó con Espert en 1987.
-¿Qué futuro augura al PSOE? ¿Es la fórmula de un militante-un voto la solución a sus males?
-Es complicado saberlo porque el PSOE está en un proceso de renovación exprés. Lo lógico habría sido adelantar sus primarias para elegir un candidato y luego hacer un congreso para su secretario general, buscando así integración. Al invertir los pasos, y además cambiar el sistema de delegados por el voto de militantes, corre muchos riesgos. Cuando la elección es a un turno y hay muchos aspirantes, puede salir elegido alguien con pocos votos y con déficit de legitimidad interna. Además, si el secretario general intenta ser candidato en las Generales, las primarias se convierten en una clase de segunda vuelta de su elección pero con un electorado distinto ya que son abiertas y, de salir derrotado, esto implicaría una bicefalia. Desde luego, un importante riesgo de división que puede lastrar aún más sus expectativas para el 2015.
-En esa resaca que dejan las europeas llega la abdicación del Rey. ¿Debería haber sido el momento para plantear un referéndum?
-La clave no es discutir sobre hacer un referéndum sino sobre cómo el republicanismo en España logra convertirse en un programa político. Plantear la república implica una reforma agravada de la Constitución, casi un proceso constituyente, algo que me parece bien discutir y puede que afrontemos en otra legislatura. Sin embargo, cuando se pregunta qué tipo de república se quiere, la respuesta es que eso viene luego, después de votar. Y creo que esto es hacer trampas. Yo sería favorable a una república como la alemana o la italiana, donde el jefe de Estado lo vota el Parlamento, pero prefiero la forma actual del Estado antes que una república como la francesa, con elección directa, donde el presidente aglutina mucho poder y representa solo a una parte del país


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