Es inevitable no saber en la fecha en la que estamos por los escaparates de las tiendas y me encanta. Si has olvidado cuál es la siguiente fiesta sólo tienes que pararte delante de algunos. Es el caso de Claire’s (San Antón, 10). Sus grandes cristales (no ponen obstáculo alguno) dejan a la vista los colores de los disfraces de Halloween: el negro, el morado, el rojo, y el naranja (color calabaza) han tomado el local.
Los complementos son la estrella de la marca y mezclándolos con algo propio y un poco de imaginación puede salir un disfraz con gracia, incluso en el último momento. En su página web puedes hacerte una idea de lo que puedes encontrar colgado de sus paredes. En Claire’s todo está colgado, ordenado por el tipo de artículo, para que uno vaya metiendo en una pequeña cesta los artículos deseados.
Estos días tiene ofertas de dos por uno, suele haberlas siempre, y entre las ideas que nos ofrecen para transformarnos en la noche de brujas, zombies y demás seres del terror hay: diademas, guantes agujereados y pendientes para cada ocasión (o disfraz).
Como una niña ante la calabaza
Con curiosidad me detuve esta semana cuando pasaba por la calle Somosierra. ¿Era una cesta calabaza lo que estaba viendo? Pues sí. Estaba entre dos muñecas, que diría yo que son tipo barbie, con una parte de su cuerpo plastificado relleno de caramelos. Pero lo que me llamó la atención fue esa calabaza sonriente, de mueca extrema, que lleva un asa y me pareció perfecta para meter los caramelos que consigan los niños. La dejé allí, mientras me iba con una sonrisa, en la tienda de golosinas Dulcinea (calle Somosierra, enfrente del Parque de Gallarza)
Algunos consejos: