>

Blogs

Fernando Sáez Aldana

El bisturí

Corrección moruna

Follones como los de las caricaturas de Mahoma, el discurso del Papa o el Idomeneo de la Ópera de Berlín demuestran que el miedo al terrorismo islámico está propiciando la autocensura de nuestra débil sociedad libre para no herir su patológica susceptibilidad, así que ya podemos ir corrigiendo palabras como ‘moro’, que después de siglos de uso normal resulta que agravia al mundo musulmán. A partir de ahora, pues, no deberemos arrancar moras sino fresas silvestres a la zarza(mora). Otelo ya no será el moro sino el subsahariano de Venecia, Tomás Moro se traducirá al original Thomas More y Emilio el Moro se recordará como el Emilio Jiménez que fue, si es que alguien se acuerda de él. Convendría sustituir en el dicho Valdemoro por Getafe o Fuenlabrada, equidistantes de Pinto, y también cambiar Morón por Gran Visir de la Frontera. Ya no nos bajaremos al moro sino los pantalones ante sus exigencias, tampoco divisaremos moros en la costa, salvo cuando traten de bajar del cayuco, y los niños no bautizados no serán moritos, sino paganitos, mientras que el apóstol Santiago debe recuperar su apellido original, el Mayor (matamoros del santoral). El pincho moruno (de origen árabe porque no utilizan cuchillo en la mesa al considerarlo una ofensa salvo para degollarte a los postres por infiel si no eructas) podría denominarse bereber o berberisco, aunque su parecido fonético con berberecho pueda confundir al consumidor. Cámbiese la historia para que en las fiestas de Elda o Alcoy gane la morisma y en cuanto al célebre romance «Abenámar, moro de la morería», o se suprime de los libros de texto o se corrige por «norteafricano de la norteafricanería) aunque se resienta la métrica: peor es un bombazo en el aula. Habrá que eliminar del diccionario la acepción vulgar como preservativo que posee la goma arábiga, y por supuesto nada de llamar imán al hierro que atrae a otros ni osar decir que el marido no cooperante en las tareas domésticas es un moro: maula es lo mismo y no injuria al Islam. Evitemos también términos como morada, moravo, moroso o mórula y ante cualquier cosa hinchable baja de aire preferir «insúflala» a «hínchala», pues Inch Alá («si Dios quiere») es jaculatoria musulmana. Finalmente, si los jarreros quieren seguir celebrando la jira sin miedo deberían rebautizar la Fuente del Moro por la del Muyaidín, o mejor aún sustituir la estatua por una del Feo sentado, y depuesto el moro se acabó la razia. Evitemos, en suma, ofender a nuestros temidos amigos los moros. Ya saben cómo las gastan.

Temas

Por Fernando SÁEZ ALDANA

Sobre el autor

Haro, 1953. Doctor en Medicina especialista en Cirugía Ortopédica y Traumatología jubilado en 2018, ya escribía antes de ser médico y lo seguirá haciendo hasta el final. Ha publicado varios libros de relatos y novelas y ha obtenido numerosos premios literarios y accésits. El bisturí es una columna de opinión que publica Diario LA RIOJA todos los jueves desde 2004.