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Fernando Sáez Aldana

El bisturí

El rico y el desfavorecido

Antonio (51 años) quiso ser Ingeniero de Montes. Pero su familia vivía del modesto taller de reparación de bicicletas al que su hermano mayor ni se asomaba, de modo que, tras la muerte temprana de su padre, tuvo que hacerse cargo del negocio familiar para salir adelante. Responsable y trabajador, se asoció con un amigo mecánico para montar en la capital de la provincia el que llegaría a ser mejor negocio de venta y reparación de bicis y motos de la ciudad, una de las tres millones de PYMES que sostienen la economía del país. Da trabajo a cinco familias, factura un millón al año y proporciona a Antonio unos ingresos mensuales brutos de 9.500 euros, de los que 5.000 son para él y 4.500 (el 47%) para Hacienda. Sólo descansa los festivos y una semana de vacaciones, pero la gente sólo ve su chalé con piscina y su Mercedes 4×4, un capricho excesivo para perderse por sus montes algún que otro domingo. Antonio es un emprendedor de la clase media, creador de riqueza y empleo a base de mucho esfuerzo, aunque, para la gente envidiosa de los frutos pero no del esfuerzo que exige cultivarlos, se trata de «un rico» insolidario.

Manuel (54 años) nunca quiso ser nada. Con gran sacrificio de un padre sin estudios ni muchos recursos, se matriculó en lo que fuera con tal de irse del pueblo. En el mundillo universitario triunfó como el tío simpático que contaba los mejores chistes, no faltaba en ninguna juerga, bebía como un soviético y ligaba más que Julio Iglesias. Nunca pisó un aula ni abrió un solo libro y vivía como Dios hasta que en una de sus francachelas le rompieron la cara y su familia, que lo hacía en tercero, descubrió el pastel y tuvo que volver al pueblo. Cuando murió su padre heredó la vivienda y una renta que le hubieran permitido vivir con dignidad, pero en dos años pulió la pasta en lo de siempre y acabaron cortándole los suministros y embargándole el piso por impagos. En la actualidad sobrevive a base de sablazos y del Ingreso Mínimo de Solidaridad, un subsidio de 400 euros mensuales que políticos imbuidos de exquisita sensibilidad social hacia los maltratados por la vida y el mundo quieren incrementar exprimiendo aún más a los «ricos» insolidarios. Manuel es lo que ahora llaman un «desfavorecido», o sea, un pobre o «en riesgo de pobreza», víctima de un agravio comparativo continuado.

Pero resulta que ambos nacieron en la misma casa del mismo pueblo, estudiaron en el mismo colegio y dispusieron de idénticas oportunidades. Que Antonio y Manuel son hermanos.

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Por Fernando SÁEZ ALDANA

Sobre el autor

Haro, 1953. Doctor en Medicina especialista en Cirugía Ortopédica y Traumatología jubilado en 2018, ya escribía antes de ser médico y lo seguirá haciendo hasta el final. Ha publicado varios libros de relatos y novelas y ha obtenido numerosos premios literarios y accésits. El bisturí es una columna de opinión que publica Diario LA RIOJA todos los jueves desde 2004.