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Fernando Sáez Aldana

El bisturí

Carreras

Fernando, el Nano en casa, es un chavalón asturiano que a los seis años ya ganaba carreras de coches, a los trece era campeón nacional de karting y, un año más tarde, del mundo. Antes de los veinte debutó en la Fórmula 1 y a los veintidós se convirtió en el piloto más joven que ganaba una prueba en el Gran Circo. Desde aquella primera hazaña no ha dejado de emprender nuevas carreras, varias por año. Duran sólo un rato y consisten en conducir un extraño vehículo a la máxima velocidad posible dándole vueltas a un circuito hasta alcanzar una meta que está en el mismo punto de partida milésimas antes que otro. Así, corriendo como un loco a ninguna parte, el Nano se ha convertido en un héroe, un ídolo, una gloria nacional; es rico, famoso y anuncia relojes en la tele. Ignacio, el Coqui en casa, es un veinteañero riojano que a los diecisiete era universitario, a los veinte años consiguió su primera beca, que le permitió estudiar en Gran Bretaña y a los veintidós, ya licenciado en Biología y Bioquímica, comenzó su carrera de investigador en el Institut Pasteur de París. Hace dos años dio el salto a Birmingham, EEUU, donde encarriló por la endemoniada pista de de la Neurociencia hasta fichar por el prestigioso Baylor College de Houston, y allí continúa su difícil carrera por los retorcidos circuitos cerebrales de la memoria. El padre del Nano es, cómo no, un padre orgulloso y feliz que además tiene la suerte de poder abrazarlo al pie del podio cada dos semanas. A ver qué padre español no querría serlo de Fernando Alonso, ¿verdad? Pues hay uno que jamás cambiaría al brillante joven campeón de la velocidad por el suyo, aunque lo tiene tan lejos que sólo puede verlo de Pascuas a Ramos, aunque jamás será famoso ni rico ni anunciará relojes y aunque la única carrera de su vida es extremadamente lenta, sacrificada y pésimamente recompensada. Al menos hasta el día en que descubra al fin por qué los seres humanos acaban tan desmemoriados que cuando Ignacio alcance su meta ya no se acordará del Nano ni Dios. Lo malo será que entonces su padre ya no estará para abrazarlo tras recoger el Gran Premio de Suecia. En fin, Coqui, ya sabíamos lo dura que sería una carrera que consiste en darle vueltas y vueltas al coco. Y de parte de tu madre que comas verdura, trabajes menos y llames más.

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Por Fernando SÁEZ ALDANA

Sobre el autor

Haro, 1953. Doctor en Medicina especialista en Cirugía Ortopédica y Traumatología jubilado en 2018, ya escribía antes de ser médico y lo seguirá haciendo hasta el final. Ha publicado varios libros de relatos y novelas y ha obtenido numerosos premios literarios y accésits. El bisturí es una columna de opinión que publica Diario LA RIOJA todos los jueves desde 2004.