>

Blogs

Fernando Sáez Aldana

El bisturí

Vicios Ocultos

La palabra vicio posee varios significados, pero su primera acepción es falta de rectitud moral. Un vicioso es un individuo dominado por inclinaciones tan poco virtuosas como la tragaperras, el fetichismo o la lectura de poemas. Pero también se utiliza este término con el sentido de defecto físico o imperfección de una cosa, y a esta clase de vicios quiero referirme, concretamente a los llamados ocultos. Que no consisten en encerrarse en el váter para empinar el codo, fumarse un purito o cultivar el amor propio. No. ‘Vicio oculto’ significa «defecto no manifestado que tiene una cosa y que disminuye su valor, originando responsabilidad en la compraventa». Los contiene cualquier objeto susceptible de encerrar una chapuza no declarada por el fabricante o vendedor y que si el comprador hubiese conocido no habría adquirido, pero es en el siniestro mundo de la construcción donde subyacen los vicios más recónditos. Algunos son muy populares: suelos mal colocados que se levantan, conducciones mal aisladas que se filtran, etc. Pero hay uno tan oculto que es imposible verlo, aunque se oye de cine: el pésimo aislamiento acústico. Ahora que parece haber llegado la picota para una de las lacras de nuestra sociedad, el ruido (considerado al fin, más que una molestia, una contaminación morbosa) es el momento de meterle mano a este asunto literalmente escandaloso. Es cierto que el ruido es inevitable y que ya no podemos prescindir de tantos absurdos objetos ruidosos que hemos convertido en necesarios. Pero hay un lugar donde deberíamos encontrarnos a salvo de la plaga sonora, un refugio sagrado donde disfrutar de la paz del silencio sin tener que cascar previamente. Me refiero a nuestro presunto hogar, aparentemente construido con gruesos lingotes de oro a juzgar por su precio pero con unos tabiques tan cutres que a través de ellos se oye perfectamente la tele, la música, la conversación, el refocile y hasta el chorrito de la orina del vecino precipitándose a su evacuatorio desde lo alto. Ya es hora de exigir una norma de calidad de la construcción tan básica (¿y tan barata!) como una buena insonorización. A ver cuándo les entra a algunos que vivienda «de lujo» es aquella donde sólo se oye lo que se quiere y no la que posee esa estruendosa fuente de inconfesables vicios ocultos que es una bañera de hidromasaje.

Temas

Por Fernando SÁEZ ALDANA

Sobre el autor

Haro, 1953. Doctor en Medicina especialista en Cirugía Ortopédica y Traumatología jubilado en 2018, ya escribía antes de ser médico y lo seguirá haciendo hasta el final. Ha publicado varios libros de relatos y novelas y ha obtenido numerosos premios literarios y accésits. El bisturí es una columna de opinión que publica Diario LA RIOJA todos los jueves desde 2004.