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Mayte Ciriza

Que quede entre nosotros

Zapeo

Muchos se preguntan quiénes son, yo me pregunto qué ha llevado a esos casi 6.000 riojanos a apuntarse en la página de contactos para casados Ashley Madison. Al margen de otras cuestiones, no precisamente menores, como los valores de lealtad y compromiso con su pareja, ¿qué les mueve a apuntarse en una página de infieles si tienen una relación estable y satisfactoria (porque si no, estarían separados, digo yo)? ¿Será que les aburre su relación de pareja?
“Cómprate un burro”. Cuando de pequeña alguna de mis hermanas o yo misma decíamos “me aburro”, mi madre siempre nos contestaba “pues cómprate un burro”. Era una manera de decirnos, “si no tienes nada que hacer, invéntatelo, haz algo, lee, piensa, juega…”. Aburrirse en el sentido de tedio, de bostezo, es uno de los peores males, pero el problema es que para evitarlo, hemos pasado a necesitar permanentemente estímulos externos para no aburrirnos. Ni una cosa ni otra.
Hemos perdido la capacidad de estar con nosotros mismos, de pensar, de entrar en nuestro interior. Lo que buscamos precisamente es estar siempre ocupados, con tantos estímulos externos, con tantas posibilidades de entretenimiento, que no sabemos estar parados. Hace unos días en la consulta del dentista, todos los que estaban esperando se dedicaban a juguetear con el móvil, como si no pudieran estar un rato sin hacer nada.
Desde luego, evitar el aburrimiento y a los aburridos es una de las claves de la felicidad; hay algunos que tienen un talento extraordinario para aburrir a los demás, son capaces de aburrir hasta a las ovejas, como los egocéntricos, que solo saben hablar de sí mismos; los que lo ven todo negativo siempre, esos son aburridísimos; los que solo saben hablar de trivialidades; los que repiten siempre las mismas anécdotas; los que nunca sonríen; los que interrumpen conversaciones sin aportar nada.
Como diría mi santo citando a sus clásicos: “nada en exceso”, ni una sobreactividad en exceso, ni estar sin hacer nada en exceso. Si vivimos muy activados, se produce estrés, pero si no tenemos motivación, si nos aburrimos, también se produce estrés. ¡Hay muchas maneras de evitar el aburrimiento! Moverse es una de ellas, desde el mero hecho de andar al de practicar algún deporte. Las mejores ideas se nos ocurren en movimiento.
Muchas veces la solución a un problema se encuentra precisamente cuando se deja de pensar en él. Perder el tiempo de vez en cuando es algo sano: es necesario estar tranquilos, reposados, haciendo otra cosa distinta a la habitual o sencillamente no haciendo nada, sin que haya que confundir esto con el aburrimiento.
Como no sabemos emplear el tiempo en no hacer nada, nos aburrimos. Para no aburrirnos, tenemos que recibir un guasap o revisar las redes sociales cada cinco minutos y ante la tele tenemos que estar permanentemente cambiando de canal. Y esta cultura ha llegado a las relaciones de pareja: si me aburro, cada poco, zapeo.

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Por Mayte CIRIZA

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