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Mayte Ciriza

Que quede entre nosotros

A pecho descubierto

¿Se defiende la igualdad de las mujeres mostrando los pechos? ¿Se es más feminista si se enseñan las tetas? Me llama la atención este movimiento que para denunciar situaciones de desigualdad hacia las mujeres promueve enseñar el torso desnudo en actos reivindicativos, da igual que sea en una iglesia, en el Congreso, subidas a la Cibeles o en el Parlamento Europeo.
Una de las claves de la desigualdad hacia las mujeres es reducirlas a un cuerpo, algo a lo que contribuye poderosamente la publicidad. Nos quejamos -y con mucha razón, más había que hacerlo- de los anuncios que utilizan el cuerpo de la mujer como reclamo publicitario y nos presentan como tontas del culo preocupadas únicamente por nuestro cuerpo o como sumisas amas de casa.
Si comes el chicle del anuncio, todas las chicas vendrán a besarte y comerse… tu chicle. Si compras el coche ese, todas querrán subirse (al coche y a ti) y ponerse a tus pies. Si te pones ese desodorante, se arrojarán en tus brazos. La mujer se convierte en el 2×1, en lo que te llevas gratis por comprar esas magníficas cuchillas de afeitar.
Se acaban de conceder los premios a los anuncios más machistas del año pasado, los ganadores han sido un anuncio que presentaba como plan perfecto en un centro comercial (en Sevilla), un hombre más una mujer que se había tomado cinco copas (se las había tomado ella), otro de los finalistas era un anuncio que bajo el lema de “Remajas” mostraba tres culos de chicas jóvenes, en bikini, para promocionar unas rebajas de verano de otro centro comercial (en Alicante).
Por eso, que para protestar por algo haya que enseñar el torso desnudo de una mujer, es también cosificar a las mujeres, reducirlas a un cuerpo como hace la publicidad más machista. Es verdad que llaman la atención, pero, ¿para que los medios de comunicación hagan caso hay que mostrar los pechos? Así no se reduce la brecha salarial ni se combate la violencia de género. Además, no se manifiestan por eso, sino que suelen hacerlo contra la religión católica.
Uno de los lemas que manejan estos grupos feministas radicales es “enseñad las tetas compañeras, la igualdad nos espera”. La lucha por la igualdad de las mujeres en la sociedad no puede reducirse a eso. ¡Como si no tuviéramos argumentos para hacerlo! Como si la única manera de reivindicar los derechos de las mujeres o de denunciar la desigualdad fuese montar el numerito a pecho descubierto.

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Por Mayte CIRIZA

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