Pese a haber protagonizado importantes páginas de la historia de España del siglo XIX, no es Domingo Dulce y Garay un personaje especialmente conocido entre sus paisanos. La exposición La Rioja Tierra Abierta, ‘Las Luces de la Modernidad’, que se celebra en Haro, ha querido recordar a este militar y político, del que pueden contemplarse en el palacio de Bendaña su gorro militar, su retrato o su busto.
Dulce nació en la localidad riojana de Sotés el 7 de mayo de 1808, cinco días después de que estallara la Guerra de la Independencia. Al igual que muchos jóvenes del siglo XIX, ingresó en el Ejército como cadete a los 15 años, siendo muy pronto ascendido a alférez de Caballería. A las órdenes del general riojano (de adopción) Baldomero Espartero, combatió durante la I Guerra Carlista en el bando liberal. Al concluir la primera guerra civil de la España moderna, él de Sotés ya lucía en su pecho cuatro cruces Laureadas de San Fernando, fruto de heróicas acciones militares, así como el rango de teniente coronel sobre sus hombreras.
Con el duque de la Victoria en la Regencia de la nación, Domingo Dulce ingreso en la Guardia Real, protagonizando allí el hecho de armas que lo inmortalizó. En 1841, durante una conspiración militar moderada -otra más de uno u otro signo- los generales Diego de León y Concha intentaron asaltar el Palacio Real y dar así un golpe de mano. La intención de los rebeldes no era otra que secuestrar a la futura Isabel II y forzar así la inestable posición de Espartero. Dulce, que se hallaba de servicio aquella noche, defendió con bravura la escalera que conducía a las habitaciones de la reina niña y evitó la maniobra al frente de sus alabarderos. Diego de León fue fusilado y Dulce y sus hombres fueron galardonados por la futura Isabel II. El pundonor del riojano fue recompensado con el estatus de gentilhombre de Su Majestad.
General y marqués
Ascendido al rango de general, Dulce tomó parte en la II Guerra Carlista, durante la que cosechó un importante triunfo sobre la huestes de Ramón Cabrera, el Tigre del Maestrazgo, en la localidad de Castell-Florite. Fue este topónimo oscense el que adornaría su futuro título nobiliario: marqués de Castell-Florite. Esta distinción llegó en 1860 cuando, siendo capitán general de Cataluña, reprimió una asonada carlista en San Carlos de la Rápita (Tarragona).
El otro hito histórico en el que nombre de Dulce se escribió con letras de oro en el devenir de España fue la Revolución de 1854, popularmente conocida como la Vicalvarada. En julio de ese año, siendo general de Caballería, unió sus fuerzas a las de O”Donnell en el primer golpe serio al reinado de Isabel II. El definitivo llegaría 14 años después, con la denominada Revolución Gloriosa de 1868.
Insurrección en Cuba
Destinado a Cuba como gobernador, desarrolló Dulce una meritoria gestión, trufada de generosas disposiciones que le granjearon las simpatías de los nativos, al tiempo que combatía a los sublevados de Santo Domingo. Hoy, en los diferentes manuales de la historia de Cuba, Domingo Dulce tiene un papel relevante.
De vuelta a la metrópoli, fue desterrado a Canarias junto a Serrano por conspiración. Triunfante la Revolución del 68, firmó el manifiesto «España con honra».
Pese a estar enfermo, regresó Dulce a la Capitanía General de Cuba, en enero de 1869, pero el éxito de su primer mandato no le acompañó esta vez. Como bien explica el aleluya titulada Historia de la Insurrección y Guerra de Cuba -aquí reproducida-, su política conciliadora tropezó con la intransigencia de españolistas y autonomistas. Ambos bandos irreconciliables, como se vería finalmente en 1898, llegaron a cercarle en su palacio de La Habana y a forzar su dimisión cinco meses después de retomar el cargo.
Acudió al balneario francés de Amelie-les-Bains, donde falleció el 23 de noviembre de 1869.
DIEZ FECHAS CLAVES
1808: Nace en la localidad riojana de Sotés, fue cadete de Caballería en 1823, y combatió en la I Guerra Carlista, contiendo que terminó tras el abrazo de Vergara con el empleo de teniente coronel.
1841: Era el jefe del retén de Alabarderos que impidió, en el Palacio Real de Madrid, el secuestro de la reina lsabel II por parte de los generales Concha y Diego de León, este último fusilado días después, durante el frustrado pronunciamiento antiesparterista;
1843: Sufrió postergación por ello al triunfar los moderados tras la caída de Espartero y la llegada al poder de Narváez, pero volvió a ocupar destinos importantes desde su ascenso a brigadier en 1847.
1854: Tuvo un papel preponderante tanto en la preparación como en el desenlace de la revolución de julio de 1854 -conocida históricamente como la Vicalvarada- contra el gobierno Sartorius, en el que ocupaba el cargo de director general de Caballería).
1860: Cuando ocupaba el empleo de capitán general de Cataluña, tuvo que actuar y reprimir con contundencia contra la intentona carlista que surgió en la localidad tarraconense de San Carlos de la Rápita.
1862: Ocupa por primera vez el puesto de capitán de general de Cuba hasta 1866.
1868: Tomó parte activa en la crisis final del mandato de Isabel II, reina que tuvo que huir a Francia tras la denominada Revolución Gloriosa. Domingo Dulce era uno de los generales desterrados por el hasta entonces primer ministro González Bravo. También fue uno de los firmantes del manifiesto España con honra.
1869: Pese a estar enfermo, regresó a la Capitanía General de Cuba. Muere en el balneario de Amelie-les-Bains (Francia) el 23 de noviembre.
1962: Se publica la biografía Domingo Dulce. General isabelino, a cargo de uno de sus descendientes, marqués de Castell-Florite.
2006: Sotés le dedica una plaza a Dulce, marqués de Castell-Florite.