La derecha española comete con recurrencia el monumental exceso de convertir en virtudes los peores defectos. Son capaces de elevar a Franco a los altares, comprar libros de Mario Conde o seguir cantando las bondades -como empresario- de Ruíz Mateos.

Si por unos cientos de miles de asesinados, unos cientos o miles de millones desfalcados, o unos miles de cientos de estafados, no se arrugan… ¿cómo lo van a hacer por 14.000 cochinos euros en trajes de “uno de los suyos”?.

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Paco Camps lleva resistiéndose a dimitir desde el 2009. Con uñas y dientes se ha agarrado a un clavo ardiendo. Con la obstinación de una garrapata bien anclada, ha revuelto cielo mar y tierra para no asumir sus responsabilidades. Mintiendo con una soltura solo igualable a su cinismo. Al final no le ha quedado otro remedio, otra salida. Ha hecho lo único que podía hacer, lo único que le dejaban…¿Dónde reside la grandeza de este individuo?.

Pero no solo los trajes inclinan la balanza de esta dimisión que se ha dilatado más de dos años en tomar. Para los anales de la historia cutre de España quedará la estrecha relación –íntima diría yo- con uno de los cabecillas de la trama corrupta “Gürtel”, difundida en directo en los medios de comunicación. Una trama que conseguía contratos a diestro y siniestro en su gobierno, y que da cuerpo al mayor escándalo político del siglo XXI en España.

Pero no olvidemos que todo el caso de la trama corrupta se hace público gracias a la denuncia de un concejal valenciano del PP (José Luis Peña), que denuncia ante la fiscalía anti-corrupción y, poco a poco salpica a buena parte del PP valenciano y madrileño; con varios imputados, dimitidos, cesados y autoinculpados. Consejeros, alcaldes, tesoreros del PP…Suma y sigue.

No es tan solo un asunto de 14.000 euros en trajes, que a algunos no les parece suficiente; estamos hablando de la comisión de un delito tipificado por el Código Penal.

Pero olvidando incluso los trajes, la trama corrupta “Gürtel” se cuaja en los círculos más íntimos de Camps, que por conocimiento -o desconocimiento- debió dimitir hace muchos meses, como máximo responsable del gobierno del País Valenciano.

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Me maravilla la elasticidad moral de parte de la derecha española. Un político imputado por un delito cometido en el desempeño de sus funciones es un político inhabilitado para el ejercicio de esas mismas funciones…Sea de derechas o de izquierdas.

Esta inmolación inducida del presidente mejor vestido, es la perfecta transmutación. Obligado a dimitir por sus errores, se nos quiere vender como faro de grandeza…¿Grandeza de qué?

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Aunque para grandeza la del presidente de La Rioja, Pedro Sanz, que afirmó la pasada semana en El Escorial, que si él estuviera en la posición del presidente de la Comunidad Valenciana, Francisco Camps, acusado de un delito cohecho impropio, ‘ya hubiera pagado hace tiempo’ los 49.000 euros de multa que pide el juez José Flors para ‘resolver el asunto’ con ‘mucha más claridad’ y poder seguir así con su actividad política…Sobran más comentarios.