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José Glera

La Poda

Elegir una copa de vino

Varían las sensaciones de un vino según la copa en el que se sirva? Sí.
En estos años en lo que todo lo relacionado con la gastronomía y la cocina ha cobrado una enorme importancia, hay un detalle en el maridaje que en ocasiones dejamos en un plano secundario: la elección de la copa para el vino. La hostelería ha evolucionado positivamente y poco a poco van desapareciendo esas copas de cristal gordo y pequeñas que se llenan hasta casi desbordarse y estaban pensadas más para que no se rompieran que para potenciar los vinos.
Curiosamente, muchos restaurantes ponen dos tamaños de copa… y la grande es para el agua. La tendencia está cambiando. Si es posible, debemos apostar por una copa de tamaño medio, similar a la copa de Rioja (pero con pie fino) y cristal lo más fino posible para los tintos. Llenar hasta un 1/3 para poder mover el vino.
Quizá la copa para blancos pueda ser un poco más pequeña, pero no tiene mayor importancia. Y para espumosos, la copa tulipa es la que mejor expresa esos vinos.  Todas coinciden en que son más cerradas en la parte del labio que en la panza, para evitar que se vayan los aromas. Si lo que queremos es catar, la denominada catavino es magnífica, aunque en hostelería se queda pobre.

La Poda

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