Me considero una persona abierta de oídos, y si bien profeso una desmedida admiración por la música de los 70 y habiendo vivido el esplendor de la NWOBHM, a finales de los 80 me dejé atrapar por los sonidos más duros de la mano de Metallica, Megadeth, Slayer o Sepultura, que pugnaban duramente con la música más acaramelada del metal americano que a finales de esa década llenaron el mundo desenfadadas melodías y edulcoradas baladas.
Los 90, vieron nacer un movimiento que basaba su música en el pesimismo, la apatía y el desencanto de una juventud, que veía ante si, un futuro incierto con la guerra del Golfo Pérsico como telón de fondo, el Grunge. Aun así, el Rock Melódico nos ha ido dejando pinceladas aquí y allá, y hace ya varios años que sacio mi sed casi exclusivamente en la hasta ahora inagotable fuente del AOR/Melodic Rock y que nos regala obras tan interesantes como la que hoy nos ocupa.
Por fin tenemos con nosotros el esperadísimo segundo disco de Lionville, que ya nos sorprendieron el pasado año con su debut, algo que en un principio no era más que el proyecto de un puñado de músicos, pertenecientes a otras bandas, y que creíamos no tendría continuidad. Pero afortunadamente, nos vuelven a regalar un disco lleno de exquisitas melodías en el más puro estilo AOR, aderezadas con sutiles toques de West Coast, y que harán las delicias de los aficionados al lado más melódico de Rock. Si habría que definir este trabajo con un solo adjetivo, ese sería, elegante.
Durante los últimos años, la fría Escandinavia es la responsable de sembrar el mundo de buenas melodías, con discos como los de Sturm und Drang, Bad Habbit, Peo o Street Talk entre otros, últimamente un puñado de músicos italianos esta pisando fuerte, ahí tenemos el disco de Wheels of Fire, auspiciado por la mano mágica del músico y productor Michelle Luppi, por poner un ejemplo reciente.
Con una producción impecable a cargo de Stefano Lionetti, autentico artífice de Lionville, responsable de la composición, voces, coros, guitarras y teclados, nos encontramos con gente de la talla de Alessandro del Vecchio, teclados, Bruce Gaitsch y Mario Percudani a las guitarras, Anna Portaluppi al bajo y Alessandro Mori a la batería.
Como en su anterior trabajo, las voces corren a cargo de Lars Säfsund. Que decir de este hombre. Pues que sin duda es uno de los mejores vocalistas que nos podemos encontrar dentro del genero, que ya nos sorprendió con su actual banda Work of Art y al cual parece que le sobran talento y ganas para seguir trabajando en otros proyectos. Aunque Lionville es mucho más que eso, como quedo claro en su participación en el ultimo Firefest, celebrado el pasado 19 de octubre en Nottingham. También se pasean por los surcos de este trabajo gente como Sven Larsson (Street Talk), Robert Söll también de Work of Art, Tamara y Bill Chaplin o el saxofonista italiano Joe La Viola.
No voy a desgranar el disco tema por tema, ni siquiera voy a destacar uno por encima de otro. El álbum, es una colección cuidadísima de canciones que te transportan a un estado de plena felicidad. Es un disco perfecto para conducir en esos días de cielo despejado, con el horizonte como único destino. Llevo toda la semana con el en el coche y os puedo asegurar que las sensaciones que transmite son absolutamente maravillosas.
Así que si lo que es van son las melodías agradables pero enérgicas, coros espectaculares y muy cuidados y unos arreglos de lujo, sin duda este es vuestros disco. Un disco lleno de canciones azules, como me gusta llamarlas.
Canciones para fortalecer el espíritu y alimentar nuestra alma.
Salva Guillén Etayo para Metal Pesado