Parece que fue ayer cuando estábamos cargando la bataca en la furgo, rumbo al estudio de grabación, la semana pasada. Han sido necesarios cuatro días tremendamente intensos para registrar las baterías de este disco tan especial; por lo menos para mí lo es. Y es que la celebración de nuestro XX aniversario bien merecía el esfuerzo, ¡estoy hecho polvo!. Los años pasan factura y tocar al límite de la pegada natural en cada nota conlleva un gran sacrificio, el cual a día de hoy, se ha traducido en varias ampollas repartidas por ambas manos, una contractura en el hombro derecho y una ligera tendiditis en el antebrazo, también derecho – ¡coño! esto parece un parte médico en vez de un disco de Thrashcore – . Si a esto le sumas los cuatro pares de baquetas que me he pulido, junto con los casi tres litros de bebida isotónica que consumía a diario…, pues os podeis hacer una idea de lo que ha sido todo el proceso. En fin,…¡qué duro es el metal!.
Continuará…