Larga vida | NANAY DE LOGROÑO - Blogs larioja.com >

Blogs

Javier Campos

NANAY DE LOGROÑO

Larga vida

Se va La Crónica, y algo se muere en el alma de quienes intimamos con ella. Yo, humildemente, creo que llegué a hacerme su amigo en los algo más de 30 días que tuve la suerte de darle a la a, a la b y a la c de la actualidad leonesa en un polígono con el enigmático nombre de x. ‘El Breve’ me llegaron a apodar quienes supongo que pasados más de cinco años de aquello casi ni me recuerdan.

Breve paso, sí, pero intenso, muy intenso… De los que marcan para toda la vida. La Crónica se separaba de El Mundo e iniciaba un camino en solitario minado de incertidumbre que quizás ahora, visto con el tiempo, no era sino el comienzo de su hoy triste final. Su particular marcha hacia el precipicio o, por qué no decirlo, su particular salto al vacío. Sin embargo, por respeto a mis compañeros, no soy yo la persona más apropiada para situar las causas y los orígenes de la que quién sabe si ya entonces era la crónica, sí, pero de una muerte anunciada, que probablemente también.

Dijo uno de los grandes que las malas personas no pueden ser buenos periodistas olvidándose de que los buenos periodistas tampoco podrán ejercer como tales en periódicos propiedad de malas personas.

 

La sección de León de La Crónica en el 2008 durante mi breve paso. / Mauricio Peña

 

La Crónica que yo conocí, pese a que entonces también se escribiese o comenzase a escribir con renglones torcidos, era un grupo de compañeros que vivían y sentían el periodismo 24/7, es decir, las 24 horas de los 7 días de la semana; eran un grupo de profesionales que tenían la sana costumbre de seguir viviendo y sintiendo el periodismo tras cerrar la edición alrededor de unos tragos en el bar de enfrente que ahora no logro recordar cómo se llamaba; eran trabajadores con nombres y apellidos a los que ni Martínez ni Núñez podrán arrebatarles ni esas vivencias ni esos sentimientos.

“Aunque se sufra como un perro, no hay mejor oficio que el periodismo”, dijo otro de los grandes… éste olvidándose de que en ocasiones uno llega a dudar si de verdad vale la pena sufrir de esta manera y de que los perros, a veces, no sufren tanto como las personas. Ya no es el trabajo, que lo es, es que no te paguen por trabajar, lo que también ha pasado…

Tampoco me corresponde a mí hablar de lo que no sé. Llegué a La Crónica en marzo del 2008 y me fui en mayo de ese mismo año. Apenas estuve un mes largo compartiendo venturas y desventuras informativas en un León en el que ya empezaba a hablarse de la maldita crisis, pero casi un lustro después, sin una bendita salida para la misma, me sigo sintiendo uno más. Otros diarios a los que del mismo modo me guiaron mis pasos han vivido situaciones similares desde que comenzó todo (¡qué decir de mis queridas ‘Tribunas’ también con ladrillo castellanoleonés de por medio!).

 

Última portada de La Crónica de León, la del pasado miércoles.

 

Se va La Crónica, otra cabecera más y van…, y algo se muere en el alma de quienes en algún momento dado formamos y nos sentimos parte de ella. Que qué puede representar algo más de un mes en 27 años de historia, se preguntarán algunos; representar lo que se dice representar, casi nada, pero espero que, como mínimo, aportase un granito de arena al gran montón que ha llegado a formar una redacción que nunca perdió el pulso a eso de contar historias contra viento y marea (y directores generales). Un montón que desde hoy mismo se erige como un monumento más al oficio más hermoso del mundo, pero también al más degradado y denigrado… ingrato como pocos, pero que a la vez da tantas satisfacciones que lo llegan a hacer que parezca hasta agradecido.

Corren malos tiempos para la profesión, pero si el alma de un periódico son sus periodistas, en momentos así conviene recordar que los desalmados son otros. Un abrazo y mi reconocimiento a los primeros. La Crónica ha muerto, larga vida a sus buenas personas… larga vida a sus buenos periodistas.

 

P.D.

Artículo publicado dentro del homenaje rendido por Tam-Tam Press a La Crónica de León, que ha echado el cierre después de 27 años… Hablan quienes en algún momento pasaron por el periódico, como es mi caso, bajo el denominador común de ‘Yo también fui de La Crónica…’

Cocinero antes que fraile, Javier Campos (L'Hospitalet de Llobregat, 1978) dio rienda suelta a la creación de sopas de letras en Andalucía, Castilla-La Mancha y Castilla y León antes de llegar a Diario LA RIOJA. Casado con una asturiana, este catalán de nacimiento aunque extremeño de adopción continúa imaginando pasatiempos para los logroñeses y logroñesas mientras, recién estrenada su paternidad, empuja un cochecito de bebé por las calles de la capital riojana.

Sobre el autor


agosto 2013
MTWTFSS
   1234
567891011
12131415161718
19202122232425
262728293031