Un debate a dos cuando pudo ser a seis. Nada descabellado siempre y cuando se acometiese una verdadera reforma de la ley electoral para que todos los votos valgan lo mismo independientemente de la opción que se elija. Logroño celebraba la pasada semana el que ha sido el segundo Debate sobre el estado de la ciudad de la legislatura y lo hacía con los dos únicos partidos que obtuvieron representación en el Ayuntamiento de Logroño en las pasadas elecciones municipales: PP y PSOE o, lo que es lo mismo, un solo Gobierno para una exclusiva oposición.

Una Corporación bipartidista salida de las urnas con unas reglas del juego marcadas por los dos grandes y aceptadas aunque no compartidas por el resto. Ya con motivo del 22M, con el 15M en su punto álgido, se puso de manifiesto que hasta cuatro formaciones políticas se habían quedado sin concejal al no haber alcanzado el mínimo exigido del 5% de los votos para ser tenidos en cuenta a la hora del reparto.

Debate del estado de la ciudad celebrado la pasada semana. / Sonia Tercero

Incluso se dijo que con tales sufragios la aplicación del método D’Hondt daría el mismo resultado sin alterar el ganador que un sistema proporcional puro siempre y cuando no se exigiesen mínimos. Así, Cuca Gamarra hubiese seguido ganando por mayoría absoluta, pero su oposición la compondrían hasta cinco partidos. El PP, con los mismos votos, descendería de 17 a 14 concejales; el PSOE perdería uno, pasando de 10 a 9; y UPyD, IU, PR y Ciudadanos de Logroño lograrían un edil.

«En todo caso es una simulación, porque los votantes adaptan su comportamiento a las reglas». La frase del doctor en Ciencias Políticas Pablo Simón en relación a la rebaja del umbral electoral del 5 al 3% en el Parlamento de La Rioja, debe ser tenida en cuenta. Una simulación, sí, pero a falta de cambios reales una simulación que se antoja más justa y democrática.