Lo llaman ‘el modelo de negocio Gillette’. Y se usa mucho. Básicamente, se trata de vender un objeto de consumo a un precio barato, para después obtener el beneficio con los consumibles que ese objeto necesita para funcionar. En el caso de Gillette, las maquinillas y sus cuchillas recambiables.
El modelo ha sido llevado a su extremo por los fabricantes de impresoras domésticas. Comprar una máquina casera que imprima en calidad más que aceptable (e incluso fotográfica) nunca ha sido más barato. Sin embargo dar ‘de comer’ al bicho es prohibitivo. Y unos sencillos números hacen ver cuánto.
Hemos escogido para nuestro cálculo el modelo de impresora de tinta más vendido en Amazon: la HP Deskjet 1510. Su precio es de 36,95 euros. Usa dos cartuchos HP 301, que en esa misma tienda ‘on line’ valen 10,14 el de tinta negra y 13,24 el ‘tricolor’.
Según las especificaciones del fabricante, el cartucho negro debería valernos para imprimir 190 hojas. El otro, 165. Supongamos (es mucho suponer, en realidad) que usemos los colores de manera homogénea. Si en este tipo de cartuchos se acaba uno de los colores básicos, digamos el rojo, hay que cambiarlo aunque siga habiendo de los otros dos. Pero supongamos que no es así, y que imprimimos 1.000 páginas usando los cuatro colores de forma equitativa. Siendo, de nuevo, generosos con las especificaciones, usaremos cinco cartuchos negros y 6 de color. Al ‘precio Amazon’ , imprimir esas 1.000 hojas nos costaría 130,14 euros. Es decir, tres veces y media lo que nos costó la impresora. Llevado al absurdo, es como si cambiarle el aceite cinco veces a un Renault Megane costara 50.000 euros.
Cada uno de esos cartuchos HP tiene tres mililitros de tinta. Aquí los cálculos ya son mareantes. Para imprimir nuestras hipotéticas mil hojas hemos gastado 33 mililitros, que nos han costado esos 130,14 euros. Es decir, para obtener un litro de tinta (que es, al final, el consumible que necesitamos para nuestra impresora, más allá del cartucho que lo contiene) deberíamos pagar ¡3.943 euros!
Los fabricantes se escudan en la inversión que necesitan para seguir en el mercado y en la gran cantidad de patentes que tienen las tintas y los cartuchos. Otro de los grandes, Epson, afirma que destina el 6% de su facturación a investigación. Pero con el precio de la tinta en esos niveles, no es de extrañar que haya florecido el mercado paralelo de los cartuchos ‘compatibles’ para impresora.
Los fabricantes advierten de que los cartuchos compatibles tienden a tener una calidad menor y a provocar más problemas de compatibilidad e incluso de averías en la impresora. El pro: ahorros desde el 40%, según tiendas y modelos.