“Papá, estás gordo”
Entrevista a Marc Gasol. Estaba seguro de que mi parte de la foto estaba deformada... pero el deformado era yo.
Me llamo Luismi Cámara y soy gordo. Esforzado periodista, amante esposo, orgulloso padre… y gordo.
Pero me he marcado una meta: convertirme en una persona sana, con hábitos alimentarios y rutinas deportivas saludables. Es decir, pretendo alcanzar la combinación perfecta de dieta y deporte.
Va a ser un proceso largo, tan interesante y formativo como complicado y sacrificado en ocasiones. Pasará por momentos de subidas mentales y bajones emocionales que, estoy seguro, acabarán mereciendo la pena.
En este viaje no caminaré solo ya que estarán a mi lado dos ángeles de la guarda y me acompañarán otros compañeros de ruta que me ayudarán a no salirme del sendero correcto y que me marcarán la línea adecuada para adquirir costumbres sanas.
La meta va más allá de una solución temporal y la finalidad se escapa a una fecha concreta y mira hacia un proceso vital de larga duración.
Lo de que sea gordo (muy importante lo del ser y no estar) no lo digo yo… que también lo veo. Me lo dicen mis hijos. No es que los peques sean unos maleducados (intentamos enseñarles a ser educados y respetuosos), pero ya conocéis aquello de que los “borrachos y los niños nunca mienten”.
“Papá, estás gordo”. Eso que me dicen desde la absoluta naturalidad, y que a mí me sienta unas veces mal y otras peor, no es más que una obviedad y una verdad como la copa de un pino que pocos más tienen la osadía, el valor y la confianza de decirme (tampoco sería de buen gusto ir por la calle y recibir a cada paso los ‘piropos’ de vecinos, amigos y desconocidos).
Tengo 41 años, mido 1,91 metros, peso 122 kilos y mi porcentaje de grasa corporal es de 42,3%, lo que en términos médicos está calificado como una obesidad de grado I en toda regla.
Así era yo un tiempo antes de marchar a Madrid...
Yo no siempre he ido así. El deporte, sobre todo el baloncesto, ha sido parte de mi vida desde bien pequeño. Pero algo más de nueve años de trabajo en Madrid, una profesión con unos horarios muy alejados de la sana rutina, la necesidad de comer fuera de casa y cenas a horarios intempestivos, el abandono casi total de la práctica deportiva y cierta dejadez, acabaron por echar sobre mis espaldas (y sobre el resto del cuerpo) unos 40 kilos. Sí, como habéis leído… ¡40 kilos!
En las fotos que acompañan a este blog podéis ver la evolución, o mejor dicho, mi involución, hasta llegar a la foto en la que se ve a Marc Gasol en un lado y a mí en el otro. Cuando la vi, pensé que el fotógrafo había puesto algún tipo de angular en el objetivo que me deformaba completamente… pero Marc estaba perfecto en el lado opuesto de la imagen. La culpa era mía. Mía y de los 134 kilos que me acompañaban.
La vuelta a Logroño me animó a soltar lastre y pude quitar algo más de la mitad de lo acumulado. Incluso cogí gusto a eso que ahora llaman ‘running’ y que tanto odiaba en mis tiempos mozos y completé alguna carrera de 10 kilómetros en un tiempo razonable (menos de una hora). Pero una lesión en el tendón de Aquiles me dejó durante 5 meses prácticamente parado y volvió la burra al trigo… Ahora estoy en los baremos antes mencionados, con la ilusión de recuperar las dos cifras en mi báscula para no volver a abandonarlas nunca más.
Porque yo no he llegado aquí por no comer, desde luego. Me gusta saborear una jugoso chuletón, beber un buen vino, una caña bien tirada en compañía, una copa (o dos) de vez en cuando, y aprovecho cuando puedo para disfrutar de nuestras conocidas y alabadas calles de pinchos… Al menos, no fumo.
Lo contrario a los hábitos son los vicios y, visto que no sigo unas normas demasiado establecidas, mi día a día está repleto de vicios. Incumplo algunos de las reglas fundamentales del bien vivir: no me acostumbro a desayunar, mis horarios laborales no suelen ser precisamente estables, ceno tarde, llevo un tiempo sin practicar deporte de forma habitual, tengo una vida social relativamente activa y no estoy habituado a dormir demasiadas horas.
Según voy escribiendo, me doy cuenta de que no soy un ejemplo de vida sana y que me he convertido en un caso complicado de reconducir.
Ahí está precisamente el reto. Si yo lo puedo hacer, lo puede hacer cualquiera. Ese es uno de las bases fundamentales de ‘Objetivo 25 kilos’: contaros en primera persona este proceso para que podáis comprobar que, con compromiso y convencimiento personal y con la necesaria e incuestionable ayuda de profesionales, se puede lograr mantener un cuerpo sano y una vida con hábitos saludables.
...y así soy ahora... cervecita y buena música.
Una de las normas de un buen periodista es no ser protagonista de la noticia pero, en esta ocasión, el motivo lo exige. Este blog es un proyecto novedoso y atrevido que me exige el mayor de mis compromisos con tres partes:
-Con mis dos ángeles: Paula Fernández Giménez, diplomada en Nutrición Humana y Dietética por la Universidad de Navarra, propietaria del centro Nutrium y autora del blog ‘Cada loco con su dieta’ en larioja.com; y Roberto Molina, licenciado en Ciencias de la Actividad Física y del Deporte y Ténico especialista en Entrenamiento Personal en el Centro de Fisioterapia y Medicina Deportiva Las Gaunas. Ellos van a guiar mis pasos en este camino: ella será la encargada de plantearme la dieta más adecuada y de marcarme las pautas necesarias que me haga sentar la cabeza en la mesa, mientras que él será el que dirija mis esfuerzos para hacerme recuperar parte de lo que fui y el que perseverará hasta dar con la tecla que me haga volver definitivamente, y sin posibilidad de vuelta atrás, a la vida deportiva de la que una vez fui partícipe. Su capacitación y su disposición totalmente desinteresada a participar en este proyecto y su interés por transmitir los valores que defienden de salud y deporte me obligan a no fallarles, a hacer valer sus esfuerzos y el tiempo que van a invertir en una apuesta en blanco a largo plazo.
–Con vosotros: Porque este plan no tendría sentido sin vosotros. Esto es para vosotros y sois vosotros los que haréis que tenga sentido. Porque el fin es haceros ver que se pueden lograr los objetivos planteados si se pone el interés, las fuerzas y el compromiso necesario y si se cuenta con la ayuda adecuada.
-Conmigo mismo: Porque no cumplir con las expectativas que me he planteado sería una decepción importante. Para un tipo como yo, con un punto de vergüenza y de timidez bastante pronunciado, el hecho de abrir la puerta de su intimidad en un apartado tan personal como el que concierne a este objetivo, el dar este primer paso ya es un éxito. Una vez superada la puesta en común de mis ‘miserias’ físicas, ahora toca seguir cumpliendo etapas. Los 25 kilos que incluye el nombre del blog sólo son orientativos, la cifra final dependerá de lo que decidan mis guías.
Estoy seguro de que lo voy a conseguir. Tiempo al tiempo, porque esto va para largo.
¡¡¡Comienza ’Objetivo 25 kilos’!!!