La dieta de la sandía
Fin de la tercera semana de ‘Objetivo 25 kilos’. Creo que los resultados son óptimos, por encima de lo que yo esperaba. En este corto espacio de tiempo, he cogido ya una dinámica y tengo la sensación de llevar más tiempo metido en ella. Ahora toca mantenerla, con algunas salidas de pista.
Este martes, tocaba nuevo pesaje con Paula Fernández en Nutrium. No habían sido muy buenas mis sensaciones esta semana. Pese a que había seguido con rectitud las indicaciones en cuanto a la alimentación, mi percepción era que no había bajado de peso. Además, no he estado especialmente brillante en los entrenamientos con Roberto Molina y Germán Lleida. Han sido días de sudadas importantes en el Centro de Fisioterapia Las Gaunas pero algunas de las sesiones me quedé con la impresión de que me costaba demasiado mantener un ritmo mínimamente decente.
Así que no era especialmente optimista a la hora de subirme a la báscula, pese a que Roberto me despidió el lunes con una sonrisa tras pasar por su ‘pesaje ciego’.
El caso es que me subo y, cuál es mi sorpresa cuando Paula me da el resultado. He perdido dos kilos y 200 gramos, la mayoría de ellos de grasa. El bagaje actual es de 7,800 kg. perdidos. Una cifra más que considerable a estas alturas del reto.
Y tocó hablar de vacaciones y de esos excesos que suelen acompañar a estos periodos estivales.
La dieta sigue prácticamente igual, manteniendo los dos días y medio por semana (dos como plato principal, uno como acompañamiento) con hidratos de carbono en la comida y dando mucha importancia al agua y a la fruta. Pero también ha añadido variantes que pueden hacer más atractivos los menús.
Se incorpora la dieta de la sandía una vez por semana, con un menú fresco y apetecible para estos calores veraniegos.
El menú diario es el siguiente:
-Desayuno: Un licuado de sandía, más un yogur o queso fresco con un puñado de nueces.
-Almuerzo: Fresas o cerezas.
Comida: Ensalada de endivias o escarola con sandía. Merluza al vapor o al horno con un poco de aceite de oliva.
Merienda: Un yogur más un licuado de sandía con hierbabuena.
Cena: Una portilla francesa y sandía con queso blanco.
La semana pasada, además, Paula me prometió darme varias opciones para los desayunos antes de cada entrenamiento y los almuerzos posteriores.
Éstas son sus propuestas:
-Hidratos para tomar antes del entrenamiento
·Pan con tomate y aceite | queso tierno| pavo
·Leche con copos de avena
·Galletas caseras de espelta con frutas y clara de huevo
·Arroz con leche casero
·Muesli con yogur o queso fresco
·Licuado de frutas con almendras y avena
-Proteínas para tomar después del entrenamiento
·Derivado cárnico: jamón, pavo
·Pescado: atún, conservas
·Lácteos: leche, yogur, queso
·Frutos secos
En mis futuros días de playa me ha advertido de los peligros que acechan al comer fuera de casa.
Supongamos que apetece tomar una paella playera. Por lo general, una comida en un restaurante habitualmente tiene como aperitivo un frito; también se suele comer más pan del habitual mientras se espera la comida; se suele tomar más alcohol que en un día normal pero se elimina el agua de la mesa; y se añade un postre extra más calórico.
Paula plantea soluciones sencillas a este extra alimenticio: cambiar el aperitivo por unas aceitunas o por plancha (gambas o langostinos -también pueden ser cocidos-, por ejemplo); eliminar el pan o esperar y reducirlo a la comida; tomar un poco de vino o una caña, pero tener siempre agua a mano para hidratarse; eliminar el postre porque muchas veces llega como un exceso cuando estamos ya saciados.
Por cierto, el mejor refresco (aparte del agua) es la gaseosa. Una cerveza está bien, si es clara con gaseosa es mejor todavía. La caña con limón, lo peor. Es verdad que con el refresco se reduce el alcohol, pero se añade todo el azúcar de la limonada. Por lo tanto, es peor el remedio que la enfermedad.
En ese afán por hacer lo más liviana y soportable la dieta, Paula me concede algún capricho en vacaciones: una cerveza al día y un helado casero a la semana (casero, no los polos o los conos industriales).
Además, en vacaciones también voy a tener que llevarme deberes. Si los niños hacen sus láminas de escritura o sus ejercicios de mates, yo me llevaré el trabajo físico que me mande Roberto.
Prometo ser bueno.
En este post voy a estrenar una idea que puede resultar atractiva. Voy a empezar a poner canciones que reflejen el estado de ánimo de cada semana. Al final del camino, tendremos la Banda Sonora de ‘Operación 25 kilos’.
Voy a empezar a por el tema ‘Not Gonna Die’, de la banda de rock estadounidense Skillet. Puede gustar más o menos, pero la letra habla de resistir, pelear, superarse y no rendirse. Ahí os la dejo.