La última semana he cambiado de entrenador en el reto de Objetivo 25 kilos. Me he alejado de Roberto Molina y del Centro de Fisioterapia Las Gaunas y los he sustituido por uno igual de exigente, con el mismo espíritu motivador y que, además, controla a rajatabla mis comidas, mis descansos y mis horas de sueño.
Como ya adelanté en mi último post, he comenzado mis vacaciones y pasé unos días en la playa con mi familia. Roberto me explicó los deberes deportivos para estos días y Paula Fernández me indicó las normas nutricionales en mi última visita al Centro de Nutrición y Dietética Nutrium.
Yo pensaba cumplir en estos días y no salirme de los mandatos de mis ángeles. Pero a falta de dos (y de todos los demás que voy sumando en este poco más de un mes de reto), me he echado un tercero. Se llama Mateo, tiene 6 años (ya casi 7, para no ofenderle) y ha ejercido estos días de compañero infatigable en mis entrenamientos.
Él me ha guiado en mis ejercicios, controlando el tiempo, los descansos, recordando los ejercicios, guardando la chuleta con el circuito, animándome al grito de “¡Vamos, papá!”, de “¡Venga, que te queda poco!” o “¡Animo, que sólo te queda una vuelta!”. Además, me ha acompañado a correr por ahí. No se puede pedir más.
No tuve doble entrenador porque no quise. Beltrán, el pequeño, se ofreció en numerosas ocasiones, pero sólo le dejamos echar una mano en la última sesión, la de las fotos. Por todas las preguntas que realizó y por su especial interés en conocer todo lo que estaba haciendo, me temo que la próxima vez que toque será un dos contra uno sin excusa posible…
Se me está cayendo en estos momentos la baba de padre. Y es que este Objetivo 25 kilos sólo me está dejando cosas buenas. Ésta es una de las más especiales. El que mis peques vean a su padre madrugando para hacer deporte, esforzándose lo que puede para ponerse en forma, controlando las comidas y entendiendo que un helado para ellos puede ser bueno de vez en cuando pero que los excesos te pueden llevar a tener que dejarlos aparcados durante mucho tiempo como me pasa a mí, sólo les puede hacer bien y servir como lección de futuro. Además, para mí es un orgullo ver cómo se comprometen con mi causa, cómo me ayudan y cómo colaboran.
Esta semana ya he vuelto a las manos de Germán Lleyda y de Paula Fernández. En el próximo y muy cercano post os contaré si he avanzado en el reto o si, por el contrario, las vacaciones me han pasado factura.
Por cierto, para celebrar el mes de Objetivo 25 kilos me lancé a por la típica paella playera. Eso sí, como había indicado Paula, sin fritos de aperitivo y sin postre final. Ahí os dejo la foto del antes. El después os lo podéis imaginar…