Por mí y por todos mis compañeros. Por mis ángeles, Roberto y Paula, que han cambiado mi vida en un año. Por el resto de angelitos, Miguel, Chema, Alberto, María, Sandra, Nati, Cristina, Germán, Quique, actores fundamentales en esta transformación. Por las luces de mi vida, Carolina, Mateo y Beltrán. Por mi familia y amigos, animadores en la meta y fundamentales en el camino (básico ese arroz con leche energético, Leticia), que me habéis hecho sentir que esto era importante. Por mis compañeros de carrera, Sara (aquí estás, por fin), Tatín y Alberto (y Chema), que han sido pacientes y esforzados animadores en los buenos y en los malos momentos para llevarme hasta la llegada con una sonrisa.
Por mis animadores desde el primer día y por esos boicoteadores que se han convertido en animadores, Xabi, Diego, Noe, Inés, Belén, Miguel, Pablo, Jorge, Martín Eloy, Javi, Toño, David, Roberto, los componentes de la LPM, de la redacción y del resto de la multimedia y TVR.
Por Diario LA RIOJA, entorno perfecto y necesario para dar visibilidad a un reto que parecía un brindis al sol. Por Juan, el propulsor gráfico de la evolución de Objetivo 25 kilos. Por Andrea, que ha hecho con sus fantásticos vídeos que esta historia se entienda fácilmente con su principio, su desarrollo y su final. Por Laura, que me ha dado la posibilidad de hacer visible en esta Media Maratón mi reto. Por Rebeca, Luis, Jonás, atletas infatigables, expertos consejeros y maestros en conversaciones de café y descansos.
Por todos los que me habéis animado e interesado por mí cada día en Nutrium y en el Centro Las Gaunas y los que lo habéis hecho en redes sociales, grupos de WhatsApp y por la calle. Por todos aquellos que habéis seguido Objetivo 25 kilos desde aquel ya lejano 14 de junio. Por todos vosotros y por los que seguro que me he olvidado.
Por todos van estas dos horas y casi diez minutos de carrera, esta primera Media Maratón de La Rioja, la primera de mi vida y seguro que no la última.
MIL GRACIAS por todo esto que habéis hecho que me pase en estos casi doce meses y por la inmensa satisfacción que he sentido al cruzar la línea de meta. Una meta que no es el final, porque el camino sigue…