La pregunta es sencilla. ¿Es esta Unión Deportiva Logroñés, la de ayer, la misma que en este tramo de la Liga sumó 16 puntos de los 21 que disputó? Por juego, el que mostró ante el Real Unión en Las Gaunas, sí. Por resultados, está por ver. Ganó el equipo riojano con un guión propio del que mostró ante Eibar y Gimnástica en el Municipal. Victorias épicas, de las que quedan grabadas, de las que hacen que el corazón se acelere, de las que ponen los pelos de punta. Queda mucho, pero lo más importante es que la UDL sigue enganchada al ascenso. Perder ayer hubiera supuesto decir adiós a esa pelea. No será sencillo, pero este equipo hizo que la grada estallase, que se identificará aun más con sus colores. Inolvidable… pero hay que seguir.
Cuando el asistente de Bosch Domenech, de banderín ligero, marcó el punto de penalti por mano de Gibanel, Las Gaunas calló. Una negra nube eliminó la luz que brillaba sobre el Municipal. Eneko Romo marcó a pesar de que en ese penalti Manuel Rubio y miles de aficionados que estaban en Las Gaunas estaban bajo palos. No pudo ser. Manos a la cabeza, tapando rostros desencajados por la desilusión. Quedaba el ataque total, la heroica. No había más.
Y respondió. La UDL respondió una vez más. Exprimió sus opciones. El gol fue agónico, pero su valor es incalculable. Marcó Souto. Se lo merecía. Es el primero con la camiseta de la UDL en partido oficial. Llegó en el momento más oportuno. Aun así, con suspense, después de que Sergio Rodríguez estrellase el balón en la madera y él, además, también se apoyó en el mismo poste para dejar el balón en las redes. Más no se podía pedir.
Era como si se hubiera logrado un título. Una victoria, pero qué victoria. La UDL ha avivado el sueño, lo ha reforzado cuando todo parecía perdido. Pero hay más. Con un triunfo así, los partidos de Eibar y Torrelavega cobran otra dimensión. Eso, sí. Hay que ganar y ganar. Ni Real Unión ni Osasuna van a ceder en su puja. Me apunta José Luis García Íñiguez que ahora juega un mejor fútbol. LLeva razón.