El mirador que aparece en la fotografía superior está situado en la Villa de Ocón. Desde este punto, en días normales es posible divisar una amplia panorámica del valle del Ebro en la Rioja Baja, desde los regadíos del río hasta las laderas de Sierra la Hez. Eso en un día normal, pero no fue el caso cuando tomé estas imágenes. No son de este año, pero no importa. El panorama se reproduce frecuentemente en invierno, en jornadas anticiclónicas que sumen a toda la cuenca del río ibérico en una impenetrable niebla mientras en las alturas de la sierra luce un sol espléndido.
La villa de Ocón es un inmejorable punto para observar este fenómeno atmosférico en toda su plenitud. Su posición de balcón sobre el valle, en las primeras estribaciones que preceden a las pendientes más acusadas de la montaña, le erigen en vigía permanente sobre las tierras bajas del Ebro. En mi caso, elegí el promontorio donde se ubican las ruinas del viejo castillo para tomar las fotografías. Fue como si tuviera el mar a mis pies, con una masa uniforme de nubes adentrándose por todo el valle ocupando decenas de kilómetros cuadrados. Allí abajo quedaban Logroño, Agoncillo, Arrúbal, Murillo, Ausejo, Alcanadre, Pradejón, El Villar, Tudelilla, Calahorra, Rincón… pero no había ni rastro de ellos. Una inmensa nube se los había tragado dejando únicamente a la vista los perfiles montañosos de las sierras de Cantabria, Moncalvillo, Cameros y la Hez. Si alguna vez se inunda el valle del Ebro, la imagen no sería muy diferente a ésta, pensé para mis adentros contagiado quizás por las profecías apocalípticas que anuncian una subida del nivel del mar por el calentamiento del planeta.
Mucho tendrían que ascender los océanos para llegar hasta este rincón de La Rioja, un enclave que ejerce de frontera entre el valle y la montaña riojana. Si le apetece acercarse hasta Ocón con la idea de disfrutar de estampas como las que aparecen en estas imágenes conviene que aproveche las primeras horas de la mañana, antes de que el sol disuelva la niebla y abra el paisaje a la vista. A Ocón se accede desde la carretera N-232, a través de Corera. Se puede también aprovechar la mañana para subir hasta las cumbres de Cabimonteros por una pista que asciende desde la localidad. Es un breve paseo que le situará a casi 1.400 metros de altitud en un punto dominado hoy por molinos de viento. En la subida podrá disfrutar de algunas de las masas boscosas de roble, haya y pino mejor conservadas de la Rioja Baja.
En el municipio se puede visitar también un molino de viento completamente restaurado. Hay también bar y cuenta con un albergue juvenil.
Enlaces de interés:
Villa de Ocón: http://www.elvalledeocon.org/La-Villa.1237.0.html