A estas alturas ya todos hemos oído hablar de Nutriescore, el nuevo etiquetado nutricional, que se supone va a facilitar al consumidor la lectura de etiquetas.
Ya nos lo temíamos desde que empezamos a escucharlo, esto podría confundir más que aclarar a la hora de hacer la compra.
Hace sólo dos días me preguntaban por ello y contesté: “no sé, vamos a darle una oportunidad…” pero a medida que veo lo que va a suceder, me preparo más para el desconcierto general.
¿En qué consiste? Muy sencillo, mediante un cuadro de letras y colores, nos indica en qué punto se clasifica el alimento, siendo la letra A (color verde) los productos más saludable y la D (color rojo) aquellos a evitar por su composición.
Hemos comenzado a observar comparaciones entre productos en los medios de comunicación, descubriendo que el aceite de oliva se sitúa en los últimos puestos y salsas procesadas gozan de mejor posición en el “semáforo” de colores.
Por lo visto, el criterio establecido es para una ración de 100gr de alimento (100gr de aceite es mucho para una ración, 100gr de pescado probablemente sea escaso) y tiene en cuenta el contenido en calorías, además de azúcares, grasas saturadas y sal.
Quizá nos pueda servir para descubrir que algunos productos procesados aparentemente sanos, que incluso encontramos en pasillos de dietéticos en el supermercado, son la misma porquería que los convencionales que ya conocemos, o puede que haya tanto color rojo que nos limitemos a consumir alimentos frescos, sin procesar y esto beneficie a la población.
De momento, creo que seguiremos en las consultas desmintiendo y aclarando confusiones y analizando cada etiqueta para comprobar si la industria sigue haciendo de las suyas y modificando pequeños detalles para seguir jugándonosla con las apariencias.
Ojala me equivoque y el Ministerio de Sanidad acierte con esta nueva medida, pero permítanme mantenerme escéptica.