>

Blogs

BAdmin_larioja

Toda la presión

El otro Verdasco

Sin novedad en las entradas semanales de la ATP, cuyo ranking queda prácticamente congelado a la espera de cómo evolucione Roland Garros. La única noticia relevante es el regreso de Richard Gasquet, cuyo triunfo en Niza le reporta una subida de 23 puestos y le sitúa de nuevo entre los 50 mejores, mucho más cerca de su auténtico lugar, luego de superados sus problemas de lesiones y la (injusta) sanción por dopaje: besar a una chica que había esnifado coca es lo que tiene. Pero si Gasquet alcanzó el éxtasis en la Costa Azul fue gracias a la inestimable ayuda de su rival, el español Fernando Verdasco, que recordó demasiado a aquel tenista volcánico, incapaz de reprimir sus emociones, fatalista como un héroe de Dostoievski cuando las cosas van mal. Era aquel Verdasco que creíamos olvidado, sepultado por este nuevo jugador emocionalmente intenso, sí, pero propietario de la sangre fría imprescindible para escalar hasta el top-ten. En Niza no rompió la raqueta como solía, pero fue casi lo único que no hizo: malgastó varias bolas para el 5-1 en el tercer set y luego sucumbió en la muerte súbita, dejando tras de sí el reguero de insultos, feos gestos y peor actitud que ya habrán visto ustedes por todas las teles del mundo. Uno de esos momentos que se rescatan en los especiales de Nochevieja para resumir lo más loco del año en el deporte mundial; seguro que el primero en arrepentirse es él. Lo preocupante es, con todo, haber visto emerger al tenista que habíamos dejado atrás y el mal ejemplo que regala a los críos que hoy empuñan una raqueta y le tienen entre sus héroes. Un consuelo: en París, de nuevo sobre la arcilla francesa, tiene la ocasión de redimirse. Bastaría con que concentrase sus energías en lo importante: jugar al tenis. Y él sabe hacerlo muy bien.

P.D. De Arnedo llegan las felicitaciones de la familia Rubio por el artículo sobre Joel. Ojalá que nuestro número uno sepa copiar lo bueno de gente como Verdasco y nunca imite lo malo. En los tiempos en que una Dunlop Maxply costaba 3.500 pesetas de las de antes (primeros años 70), el dueño de este blog vio a un compañero de generación destrozar su raqueta de un modo sistemático, concienzudo, contra el poste de la red. Sucedió ante el estupor de sus padres en las pistas de abajo de Cantabria, tras una cruel derrota. Lo hizo sin emocionarse, como un cyborg; de premio, recibió esta noticia: “Te has quedado sin paga para el resto del año”. Entonces, antes de que llegara la ESO, este tipo de amenazas sí se cumplían, así que nuestro hombre desapareció de las canchas por una temporada. Allí se acabó su carrera por el tenis regional. Recuérdalo, Verdasco.

Just another blogs larioja Sites site

Sobre el autor