No me entiendan mal. No es que curen esta enfermedad degenerativa a los ancianos pero, en una residencia madrileña de la tercera edad, parece que su compañía provoca la ralentización de los efectos devastadores de la dolencia.
En esta residencia de Madrid, de los 180 residentes, el 60 por ciento de los ancianos sufren esta terrible enfermedad. Pero desde que han llegado los perros, su primer efecto ha sido, según los responsables del centro, que los ancianos están de mejor humor y más tranquilos.
Este centro, que confía mucho en los animales como parte importante de las terapias que efectúan, empezaron por tener en sus instalaciones peces y pájaros para relajar a los ancianos y darle a la residencia un aire hogareño que no les hiciera sentir la residencia como ajena.
Y es que, una vez más, los animales, en este caso los perros, nos dan mucho más de lo que nosotros les damos a ellos.