Hasta hace unos meses, Mora vivía con su dueño en un pueblo y era feliz. Tenía una casa, cariño, comida, bebida y paseos. Pero, de repente, todo eso cambió y Mora se convirtió en una huérfana. Su dueño falleció y nadie de la familia quiso hacerse cargo de la que había sido la compañera incansable del abuelo. Mora quedó abandonada, a su suerte, a merced de la buena voluntad de un vecino que la alimentaba. Esta persona pasó aviso a la Asociación Protectora angustiada por la situación en la que se encontraba la perrita. Se estaba dejando morir de pena y no quería comer.
Mora llegó entonces a la Asociación y todos le hemos cogido cariño. Es una abuelita regordeta y afable, tiene un excelente carácter muy templado por los años, es tranquila y no exige demasiado. Un hueco donde dormir, comida y sobre todo, cariño. Durante su estancia en una de las casas de acogida, se recuperó rápidamente volviendo a ella, las ganas de vivir.
Desgraciadamente, las casas de acogida son escasas y Mora ingresó en el Refugio de la Asociación donde, tanto trabajadores como voluntarios, le prestan diariamente todo el cariño y atención que pueden. Pero Mora no es feliz y está volviendo a abandonarse. Cada vez le cuesta más comer y, aunque sus compañeros hacen por jugar con ella, no consiguen devolverle la luz a sus ojos. Mora, nuestra abuelita, se deshace por una caricia, por una mano que le preste cariño y atención en exclusiva para volver a ser feliz. Le gusta salir a pasear y disfrutar de la luz del sol. Los paseos con ella son tranquilos y pausados pues ya no tiene prisa por llegar a ningún lado. Solo quiere disfrutar del momento. Necesitamos, anhelamos una casa para ella. Ella que lo ha dado todo, merece pasar sus últimos años en un entorno familiar donde pueda disfrutar de su ocaso.
Si quieres ayudar a Mora, bien acogiendo o adoptándola, solicita información en la Asociación Protectora de Animales de La Rioja en el 941.233.500 o en el 679.06.46.46