Ayer llegaba a casa con los ánimos por el suelo. Día largo, y malo. Aunque habíamos empezado muy bien, pues como buen día festivo, había madrugado un poco menos, se terminó torciendo de manera insospechada. A eso de las doce y media recibía la llamada desesperada de Sara. Casi ni la entendía de nerviosa que […]