El perro no está diseñado para estar solo y, en nuestra sociedad moderna, nos hemos empeñado en introducirlo en nuestros hogares y luego, hemos seguido nuestra rutina como si tal, dejando al animal solo, más horas de las que puede tolerar de entrada.
Si dejamos a nuestro perro demasiado tiempo sólo es muy posible que, debido al aburrimiento, empiece a morder todo lo que tenga a su alcance. Cuando un perro está aburrido es capaz de todo.
Existen varios motivos por los que nuestro perro muerde nuestros objetos más preciados. Destacan la ansiedad, el aburrimiento, el dolor de encías o la hiperactividad como los más frecuentes.
A veces, nos encontramos que nuestro perro ha mordido algunas cosas cuando nosotros no estábamos en casa. Si vemos que ha mordido algo pero no lo hemos pillado infraganti, es inútil y absurdo regañarle o castigarlo por ello. A pesar de los desastres que pueden llegar a causar, los muebles carísimos que pueden romper o los valiosísimos objetos que pueden destrozar, no debemos perder los nervios puesto que, los castigos físicos lo único que consiguen es convertir a nuestro amigo en un animal asustadizo.
Lo más eficaz para evitar que nuestro perro muerda todo cuando no estamos, es dejarlo en una habitación segura, sin objetos valiosos y con cosas que no pueda morder y destrozar, salvo sus juguetes.
Cuando nosotros estemos en casa, debemos dejarlo que juegue y examine todos los rincones, pero siempre bajo nuestra supervisión. Un descuido puede ser el momento perfecto para que un perro rompa todo lo que haya a su alcance. Debemos anticiparnos y cuando simplemente este oliendo el sofá, desviar su atención y entregarle, a cambio, uno de sus juguetes. En breve aprenderá a discriminar lo que puede y no puede hacer.
Si a pesar de sus juguetes, el perro prefiere los objetos de nuestra casa, deberíamos vigilarlo para poder anticiparnos a él, en el instante que intente mordisquear algo.
Si encontramos a nuestro perro mordiendo, por ejemplo la pata del sofá, debemos ser firmes y contundentes. Lo apartaremos de ese lugar y le daremos su juguete para que lo muerda. Esto debe ser suficiente para que nuestro perro no vuelva a morderlo, pero hay que ser constantes, la mayoría no lo aprenderán a la primera. No debemos desanimarnos ni reprenderlo con castigos físicos. Los periódicos enrollados no son un buen método de aprendizaje.
Cambiar la rutina de un perro no es fácil, requiere mucho tiempo y dedicación, pero no es imposible. Para estos casos, aunque nuestro perro sea adulto, podemos dejarle juguetes o huesos de rodilla de vacuno para que se entretenga.
El protagonista de hoy es Edu, un cachorro salvado de la perrera en el último momento y que, ahora a salvo en una casa de acogida, busca hogar definitivo.
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