Aunque nos parezca increíble, nuestros perros hablan. Tienen su propio “lenguaje” para hacerse entender entre ellos y también lo usan constantemente con nosotros.
Los perros son animales sociales y, por naturaleza, tienden a evitar conflictos. A través de este particular lenguaje, los perros intentan autorelajarse, relajar a otros perros o, incluso, pedirnos que nos relajemos nosotros mismos. Es importante observar a nuestro perro y tener en cuenta qué quiere trasmitirnos para fortalecer el vínculo con él.
El término “señales de calma” fue acuñado por Turid Rugaas, una excelente adiestradora que ha revolucionado el mundo de la educación canina con su trabajo. A lo largo de los años, observó que los perros con los que vivía, utilizaban los gestos constantemente y que, además, con estos gestos, se comunicaban y obtenían ciertos resultados.
Estoy segura de que cada propietario habrá visto las señales de calma que lanza su perro millares de veces, aunque en la mayoría de los casos, no las habrá tenido en cuenta. Algunas señales de calma más comunes son: olisquear el suelo, bostezar, girar la cara, dar la espalda, alejarse lentamente, realizar una reverencia (como la del juego), caminar haciendo una curva.. Todos estos gestos son constantemente utilizados como medida de apaciguamiento.
Un perro en una situación estresante tiende a intentar autorelajarse bostezando continuamente, mordiendo algo duro, realizando reverencias… de la misma forma actúa cuando les hablamos en un tono de voz elevado, cuando los tratamos con brusquedad, cuando nos mostramos enfadados con ellos.
La próxima vez que llamemos a nuestro perro en el parque con un grito, y el perro nos mire, olisque y se aleje despacito de nosotros, dándonos la espalda, no pensemos que se está haciendo el sordo. Identifiquemos las señales de calma que nos está lanzando para que nos calmemos y cambiemos el tono de nuestra llamada por uno más amigable. Seguro que nuestro perro esta vez, nos hará caso.
La protagonista de hoy es Hada. Estaba abandonada en un pueblo de La Rioja. Tendrá unos 5-6 meses. Al principio es muy tímida y actúa como si la hubieran pegado. Se acerca con la cabeza y el rabito bajos. Es una cucada, muy muy buena y dócil. Tranquilita, se deja hacer de todo. Cuando la abrazas, no deja de hacer ruiditos de gusto. Es muy sociable con perros. Es de tamaño pequeño, y no crecerá más.
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