Aún a riesgo de parecer impopular y, a pesar de la extraordinaria labor de La Roja en La Eurocopa, he de confesar que no me atrae el futbol. O quizá no sea el futbol lo que no me termina de gustar, sino todo lo que lo rodea cada vez que se gana un partido. Y es que, a los humanos, nos encanta el ruido y nos fascina hacernos notar.
Parece obligado salir a la calle a lanzar petardos y a informar a toda la ciudad del resultado con bocinazos desde los coches.
Y mientras, en casa, los peludos, no saben que hacer con su alma. Ellos no entienden de fútbol y como si se tratara de la fiesta de Fin de Año, se refugian bajo la cama a la espera de que pase el temporal de estruendos. Eso, si a alguno de vosotros no os tocó en la calle con el perro y tuvisteis que recoger a toda prisa.
Lo peor de todo fue cuando, rozando la medianoche, que ya parecía haber pasado todo, algún gracioso decidió rematar la faena, lanzando un petardo justo debajo de mi ventana provocando el correspondiente sobresalto gatuno y varias carreras despavoridas por toda la casa.
No sé a vosotros pero a mí no me termina de convencer la necesidad humana de celebrar todo a lo grande y con bien de ruido.
La protagonista de hoy es Sara, una preciosa gatita recogida hace unos días en la carretera de Burgos. Si quieres adoptarla, contacta con el 628 836 967