Para la inmensa mayoría de los perros, existen cuatro factores principales, que determinan el nivel de amenaza que supone el contacto con otro individuo ya sea perro o persona.
El tamaño de ese individuo sería el primer factor. Cuanto más pequeño sea ese desconocido, menos amenazante resultará y al contrario ocurrirá con individuos grandes. Por eso, ante perros miedosos, la recomendación para las personas es actuar de forma tranquila, mostrar el perfil y agacharse en cuclillas para intimidar lo menos posible.
La actitud es importante y sería el segundo factor. Mirar directa y fijamente a los ojos de un perro desconocido, resulta amenazador para éste último, que suele desviar la mirada a los pocos segundos. La forma de hablar o de gesticular también reviste su importancia. Cuánto más exagerada sea, más intimidatoria resulta y por eso, se hace sumamente importante movernos de forma suave y relajada a la vez que hablamos en voz baja con estos perros.
La previsibilidad del contacto es el tercer factor a tener en cuenta. Un contacto directo y sin previo aviso, puede asustar al perro más tranquilo del mundo, así que no digamos a uno miedoso. Es importante, acercarnos suavemente, dejarnos oler y dirigir el contacto a las zonas menos amenazadoras para ellos.
Las zonas de contacto sería el cuarto factor. Ya hablamos una vez de lo poco que le gusta a los perros que les toquen la cabeza, por ser una zona que escapa a su control. Recordemos acariciar la barbilla, el pecho o los flancos que son zonas que puede controlar. Las patas delanteras también son zonas sensibles y es posible que muchos perros eviten que se las acariciemos, así que es mejor dejarlo estar y ceñirnos a las anteriores.
Logan es un perro tímido pero no miedoso. Le encanta que le acaricien. Abandonado a pie de una carretera, durante dos meses estuvo esperando a que volvieran a por él y, ahora en acogida, espera un hogar definitivo que no lo vuelva a abandonar jamás.
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