Le han puesto de nombre La Gran Perrita Rubia a pesar de que no es demasiado grande aunque sí de ese color. Apareció de repente temerosa y algo arisca. Tenía muchísima hambre, tanta que comía pan y todo lo que le pusieran por delante. . Ahora todo va cambiando. Se acerca, busca a su salvadora y la llora si no la ve. Quiere y necesita compañía humana, cariño y calor.
Ahora está en acogida en la casa de la misma persona que la recogió pero necesita una casa donde la quieran para siempre. Estamos seguros de que se adaptará estupendamente pues es muy sociable y ya ha perdido totalmente el miedo a las personas.
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