Seguro que si tienes un peludo, la situación que hoy cuento, te es familiar. Has tenido un día malo o lleno de emociones que hacen que llegues a casa sensible y con pocas ganas de hacer nada. Has tenido una pérdida de alguien querido y solo quieres llorar, o simplemente, te encuentras mal. Te sientas en el sofá y, antes de que te des cuenta, ya tienes a tu peludo (y aquí los perros y los gatos se comportan parecido) intentado consolarte, dándote la pata, colocándose encima para darte calor, acercando el hocico, lamiendo tus manos o tu cara o simplemente estando contigo. Ellos no saben qué ocurre, tan solo que ocurre algo y que necesitas de su compañía y afecto.
Y entonces, surge la magia. ¡Cómo no acariciar y hablar cariñosamente a un perro o a un gato que se te acerca cuando estás triste! Es un bálsamo increíble y que además, funciona.
Nuestro querido Logan, es de esos perros que consuelan con solo mirarle a los ojos. Tiene en torno a un año de edad y es un podenco de tamaño mediano que no crecerá más. Si quieres conocer a Logan, pregunta en Info@perrygatos.es