Los perros, al igual que ocurre con los humanos, de vez en cuando tienen sus diferencias. Llegados al punto del contacto, veremos un abanico de boca, dientes, pelos erizados y gruñidos varios. Las peleas entre perros casi siempre suelen parecer más feroces de lo que realmente son.
En muchos casos la discusión se basa en ladridos, gruñidos y revolcones. Nos puede dar la sensación de que los perros están matándose, pero al cabo de unos segundos, dan por concluida la refriega. Lo normal es que ambos salgan indemnes o, en algunos casos, con heridas superficiales en orejas, patas y lomo.
Las peleas entre cachorros no revisten importancia si se trata de animales de similares pesos y constitución. En realidad están jugando a ser mayores. Están aprendiendo a inhibir la mordida y aún no controlan por lo que es preciso supervisar en el caso de juegos-peleas entre cachorros de edades, pesos y tamaños diferentes puesto que pueden llegar a hacerse daño sin querer.
Cuando se trata de disputas entre adultos y cachorros, siempre que el adulto tenga la fuerza física para vencer, no habrá problema entre ellos. Una hembra equilibrada jamás lastimaría un cachorro por pesado que se ponga. No obstante, los cachorros tienen “licencia de cachorros” hasta determinada edad. Un animal de 8 meses ya no es un “cachorro” para los perros adultos.
Los perros machos cuando pelean entre sí, por lo general, inhiben su mordida y no desean causar daño serio. Suelen ser peleas poco serias y que se suelen resolver por sí solas sin intervenir. Cuando el enfrentamiento se produce entre un macho y una hembra, debemos recordar que un macho equilibrado jamás lastimaría a una hembra, incluso a expensas de su propia vida, independientemente de que sea más grande y tenga más envergadura que ella. Las perras, por el contrario, cuando pelean entre sí, no inhiben la mordida como los machos. En general no existe gran predisposición a pelear entre las hembras, por lo que este tipo de peleas, si bien raras, pueden llegar a ser peligrosas cuando ocurren y es preciso supervisarlas por si es necesario intervenir.
Lo normal es que pasados unos segundos, los mismos animales den por zanjado el asunto, retirándose a lados opuestos, girando el cuerpo o poniéndose a olisquear. Si, por el contrario, pasados unos segundos vemos que la pelea sube de tono, que hay intentos de morder fuerte y ataques directos a las patas, es el momento de intervenir para separarlos.
No obstante, la pregunta del millón es ¿Cómo separarlos si la pelea es seria? La respuesta no es fácil pues depende de la situación y del estado de ánimo de las personas presentes. Aquí van unos consejos:
Sin embargo, la mejor manera de evitar situaciones incómodas o peligrosas como pueden ser las peleas, es PREVENIRLAS. Si tienes un perro que tiende a mostrase inquieto con los de su especie hay que observar cómo reacciona ante otro perro.
Este pequeño es Braiton tiene un añito y sabe lo que es pasarlo mal en la vida. Busca una familia donde le quieran y le ayuden a terminar de recuperarse. Su casa de acogida nos cuenta que se porta estupendamente, duerme “del tirón” y está aprendiendo a eliminar fuera de casa. Con la correa pasea muy bien y no es ladrador. Se lleva muy bien con otros perros pero no es apto para estar con gatos.
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