Para lograr el mejor entorno para los gatos de acogida, debemos conocer las necesidades de los gatos, sus expresiones más frecuentes así como examinar detenidamente el ambiente y nuestra forma de comportarnos para adecuarlo a los requerimientos felinos.
Consejos cuando llega a casa el peque en acogida:
- Minimizar el estrés y nuestras prisas. Debemos estar tranquilos, relajados, y comprobar que el animal también lo está.
- Minimizar el ruido. Los gatos oyen increíblemente bien. No hace falta gritarles.
- Dejar que siempre sea el gato el que inicie el contacto. Tendemos a poner las manos rápidamente sin conocer al animal y eso es una descortesía por nuestra parte. Debemos permitirle que nos huela y se frote contra nuestra mano en señal de aceptación. Si no lo hace, nunca forzar el contacto.
- Respetar sus horarios de sueño. No despertar a los gatos cuando duermen.
- Jugar de forma adecuada y nunca con las manos.
- Nunca pegar a un gato de acogida.
Preparando la casa al modo felino:
Una vez en casa, será necesario proveerle una zona segura (libre de peligros) donde debe permanecer cuando no esté supervisado, sobre todo al principio, que incluya:
- Zona de descanso. Para ello le proporcionaremos una cama, con techo preferentemente. A veces, nuestro gatito nos sorprenderá, dejando de lado la estupenda camita de lujo que le hemos comprado, e inclinándose por nuestra cama, nuestro sofá o la estantería más alta a la que pueda llegar. Que no nos extrañe. Muchas veces, su transportín o una simple caja de cartón con una toalla pueden ser camas estupendas.
- Zona de alimentación. Un bebedero y un comedero, preferiblemente de acero inoxidable y, por supuesto, alejados de la bandeja sanitaria.
- Zona de eliminación. Para ello elegiremos una bandeja sanitaria de bordes bajos (alejada del comedero y el bebedero). Debe ser lo suficientemente amplia como para que el gatito, cuando crezca, quepa entero y pueda moverse dentro con facilidad. Son muchos los gatos que rechazan la bandeja por ser demasiado pequeña o incomoda.
- Zona de juego que, enriqueceremos, con juguetes apropiados y, muy importante, un rascador estable donde pueda afilarse las uñas, estirarse y escalar. El rascador debe ser firme y estable. No suelen servir aquellos que se cuelgan de las puertas, puesto que, si se mueve o se desestabiliza durante su uso, el gatito jamás volverá a usarlo.
El peque que aparece en la foto tiene un mes y es el único superviviente de una camada de cuatro que abandonaron hace unos días en una colonia salvaje. Tiene acogida temporal pero necesita una familia definitiva.
La gatita blanca y negra de la foto tiene seis meses y fue abandonada el pasado viernes en una colonia salvaje. Es muy cariñosa y necesita una acogida urgente. Si te animas a ayudar contacta con nosotros.
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