La educación canina y la capacidad de aprender, son carreras de fondo que, al igual que en el resto de seres vivos, nunca acaban. Superar un curso de obediencia puede ser el primer paso pero, los propietarios no debemos perder de vista que, para sacarle el mayor partido posible, debemos practicar diariamente e ir introduciendo nuevos retos para estimular física y mentalmente a nuestro compañero canino. En caso contrario, las enseñanzas acaban por olvidarse.
Además, a lo largo de la vida del animal, puede haber experiencias o situaciones que supongan retrocesos o barreras al aprendizaje y que requieren de una actuación especial para ayudar a nuestro perro a superarlas y seguir avanzando. Situaciones de miedo, estrés, cambios, llegadas de nuevos miembros a la unidad familiar o incluso conflictos por causas que se nos escapan de las manos, deben ser tratadas cuanto antes para retomar la convivencia.
Blas es un perro solete. Tiene un año y, aunque llegó muy tímido, demuestra cada día ganas de cariños y mimos. De tamaño mediano e increíble sonrisa está esperando una familia y un hogar
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