En un programa de educación, es importante saber reforzar aquellos comportamientos que nos interesan, para fijarlos de forma fiable.
Aunque tu perro sepa hacer algo de forma extraordinaria, por ejemplo, sentarse, no está de más “sorprenderlo” con una palabra, una caricia o incluso una chuche. A nadie le amarga recibir un halago por un trabajo bien hecho.
Además, practicando de este modo, aprendemos a ser más tolerantes con los errores propios de todo proceso de enseñanza pues, empezamos a observar y valorar todo aquello que nuestro perro es capaz de hacer. Al fin y al cabo, como tutores de nuestro compañero de cuatro patas, no se trata de actuar cuando se equivoca, sino de poner los medios para que el perro acierte y tenga éxito en aquello que le pedimos.
Kaiser tiene cerca de un año y es un perro grandote y que, como buen cachorro que es, está descubriendo el mundo. Sociable con perros, personas y gatos, le encanta jugar y ahora está aprendiendo a controlar las ganas de abrazar a todo el mundo. Necesita una persona que adore el ejercicio físico, las salidas al aire libre y que tenga ganas de trabajar con él, para ayudarle a convertirse en un adulto responsable.
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