Nuestros perros y gatos de casa, al igual que nosotros, comen para vivir y el consumo de alimento varía en función del tamaño, edad y estilo de vida.
El primer alimento que ingieren es la leche materna. Los cachorros, después de nacer, se alimentan exclusivamente de ella, hasta que son destetados. A partir de ese momento, lo ideal es optar por un alimento adecuado a las diferentes etapas del crecimiento y elegir un buen pienso para cachorros.
Una vez llegada la edad adulta, una buena opción para alimentarlos de la forma más adecuada, es elegir un pienso bien equilibrado con los nutrientes que necesita y que ofrezca una excelente digestibilidad y buena asimilación. Esta tarea no suele ser fácil puesto que la oferta es amplia, y debemos encontrar aquel que se adapte a nuestro compañero de cuatro patas.
Hay muchos tipos de pienso y, debemos ser exigentes con la calidad. Las diferencias de precio vienen dadas, fundamentalmente, por los ingredientes utilizados. Un alimento de calidad insuficiente, puede provocar la aparición de deficiencias físicas importantes, mientras que uno con exceso de grasas, carbohidratos y/o proteínas, además de convertirlo en un animal obeso, también puede generar la aparición de ciertas enfermedades.
Calidad en los ingredientes
En todo buen pienso, el ingrediente principal es la proteína, que debería ser siempre de buena calidad y, a ser posible, apta para el consumo humano. La composición ideal de un pienso debe incluir:
Carne o pescado como principal componente del pienso. El porcentaje real de proteína se mide vez deshidratado el producto puesto que la carne fresca puede contener más de un 50% de agua. Deben evitarse aquellas etiquetas que indiquen “subproductos” que incluyen vísceras, pelo, plumas, pezuñas, picos…
Las proteínas son parte fundamental de la estructura básica del organismo e intervienen en la formación de huesos, músculos, ligamentos, tendones, pelo o piel. También son componentes importantes de las hormonas y el sistema inmunológico. Si se toman en exceso se transforman en energía o bien en grasa.
La cantidad de proteína viene dada por la edad y actividad del animal y es preciso elegir, o pedir consejo profesional, sobre aquella que se adapta mejor a nuestro perro o gato.
Hidratos de carbono como el almidón y los azúcares, que son de fácil digestión y poseen un elevado valor alimenticio. Se trata de compuestos calóricos fáciles de asimilar, que liberan energía con facilidad en el tejido muscular y nervioso. Son necesarios para la combustión de las grasas y disminuyen el gasto de las proteínas. Se utilizan para aportar la energía necesaria para desarrollar la actividad diaria. En algunos casos, se sustituye el cereal (arroz, maíz) con tubérculos (patatas) y leguminosas como el guisante. Son carbohidratos de calidad diferente y digestión más sencilla.
Los perros o gatos no son capaces de sobrevivir únicamente a base de carne pues, incluso en la naturaleza, las presas que consumen se alimentan de granos, semillas y vegetales.
Los lípidos o grasas son la principal reserva energética del organismo, más del doble que los hidratos de carbono o las proteínas. Las reservas grasas del organismo se movilizan para proporcionar energía, degradándose los ácidos grasos por un proceso de oxidación.
Las vitaminas son sustancias que se encuentran en muy baja concentración, pero son imprescindibles para el crecimiento y el equilibrio del organismo, ya que realizan una función reguladora de los nutrientes. Hay dos clases de vitaminas: las “liposolubles”, que están presentes en las grasas (A, D, E y K) y las “hidrosolubles” o solubles en productos acuosos (B y C).
Los minerales son los elementos que encontramos bajo la denominación de “cenizas”. Según su grado de concentración, se dividen en macro- elementos, como el calcio, fósforo o el sodio y micro-elementos, que están presenten en cantidades muy bajas, como el hierro o el zinc.
Las inclusiones botánicas como la remolacha, o fibras vegetales…. Ayudan a equilibrar y fortalecer la flora intestinal, y con ello la inmunidad del animal.
Conservantes con preferencia de los naturales como la Vitamina E, C o Tocoferol. Se emplean para aumentar la capacidad de conservación de un alimento o bien para mejorar su apariencia. Impiden que las vitaminas pierdan sus propiedades y mejoran la conservación al retardar la oxidación de las grasas.
Calidad en la fabricación
La actual normativa europea equipara la seguridad de la alimentación animal a la seguridad de la alimentación humana y se siguen unos controles estrictos de trazabilidad todas las fases de la producción. Los alimentos secos para perros y gatos se pueden elaborar mediante diferentes métodos siendo los más conocidos la cocción ó extrusión, y la presión en frío. La mayor diferencia entre ambas es la temperatura durante la producción.
El tipo de procesamiento térmico, también conocido como cocción o extrusionado, ofrece una serie de beneficios que incluye comodidad, mejor sabor y textura, consistencia, control de patógenos y mejor conservación del alimento. El pienso es cocinado dando lugar a las típicas croquetas crujientes en las diferentes formas y tamaños que conocemos.
Sin embargo, este proceso de transformación puede destruir nutrientes esenciales, como las vitaminas, por lo que los fabricantes, han de compensar estas pérdidas al final del proceso productivo.
El agua, imprescindible
Los perros y gatos de casa precisan, de promedio, dos veces y media más de agua que lo que consumen de materia seca. Esta cantidad puede aumentar algo en verano y disminuir en invierno.
Los animales que consumen “alimento seco”, que cuenta con una humedad de entre un 8 y un 10 %, necesitan tomar más cantidad de agua que aquellos que se alimentan con “alimento húmedo”, que suele presentarse enlatado y cuenta con un grado de humedad de entre el 70 y el 80 %.
Tan importante como la comida, es la bebida y debemos asegurarnos de que nuestro perro o gato disponga siempre de agua limpia y fresca a su disposición.
En resumen:
Los nutrientes (proteínas, grasas y carbohidratos) van a jugar un papel determinante en el nivel de actividad desarrollado por nuestro animal, sin olvidar la importancia del resto de nutrientes que, sin aportar energía directamente, serán esenciales para permitir que ésta sea digerida, absorbida y metabolizada por el animal.
La alimentación será muy diferente según la especie, raza, edad, tamaño y actividad diaria. El tipo y cantidad de alimentación más apropiadas, variarán en función de la etapa vital del animal (un cachorro tiene unos requerimientos totalmente diferentes que un animal senior), estilo de vida y actividad diaria.
En algunos casos, como en animales de trabajo, la dieta deberá modificarse a lo largo del año considerando los diferentes periodos de mantenimiento, entrenamiento y actividad. Para una correcta alimentación, durante todo el año, será imprescindible acudir al asesoramiento profesional para adecuar el tipo de pienso a las necesidades del animal.
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