Cuando nos planteamos enseñar una nueva conducta a un perro, no debemos perder de vista la recomendación de comenzar SOLO, cuando el animal esté en su estado psicológico óptimo. Es decir, que tenga cubiertas sus necesidades de afecto, comida, bebida y ejercicio físico y mental. En los casos de perros recogidos tras un abandono, este periodo puede ser más o menos largo ya que, debemos ayudarle a superar sus miedos y recelos y, en muchos casos, a confiar de nuevo en el ser humano.
Una vez logrado todo lo anterior, podremos empezar a educarlo siempre de forma progresiva y amable, al principio, en un ambiente sin distracciones, y sólo cuando el perro responda de forma fiable en ese ambiente, podremos ir introduciendo más distracciones, hasta alcanzar la situación real en que será necesario ese comportamiento (andar con la correa, atender a la llamada…etc.)
En los casos anteriores, es aún más necesario plantear el trabajo de la forma más segura posible. Por eso, una buena recomendación sería practicar primero en casa o en zona acotada, donde es más fácil que el animal pueda centrarse en nosotros, hacerlo bien, y tener la oportunidad de recibir premios por acertar en los retos que le vamos planteando de forma que le pueda ir pillando la idea.
La protagonista de hoy es Panchita, una perrita mini de solo 6 kg y muy jovenzuela (1,5 año aprox.). Fue salvada de morir en la perrera por su padrino. Su mirada nos dice todo por lo que ha tenido que pasar y eso hace que, al inicio, se mostrara insegura pero curiosa. Cada día nos sorprende avanzando un poquito y dejando atrás sus miedos.
Nada mejor que un hogar para enseñarle que la vida está llena de cosas buenas que merecen la pena.
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