Cuando llega un gato a casa, puede que las expectativas que tenemos, no se vean cumplidas en un primer momento (o nunca). Adoptar un gato, por muy pequeño que sea, con la excusa de educarlo a nuestra manera, no garantiza que vaya a ser lo que habíamos imaginado pues, cada gato tiene un carácter único y particular.
Hay gatos activos y deportistas que pasan el día escalando y, por el contrario, hay gatos tranquilotes y pachones, que prefieren un buen cojín donde pasar el tiempo. Los hay ronroneadores y los hay discretos, los hay grandotes y otros menudos….. El animal necesita tiempo para conocernos (igual que nosotros a él) y también necesita que conozcamos y respetemos sus necesidades como especie.
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Todos los peques de Esperanza Felina buscan una segunda oportunidad. Algunos han llegado muy peques de la calle como la pequeña Vainilla que protagoniza hoy el post, que fue rescatada junto a sus tres hermanos también en adopción, otros muy enfermitos y, muchos otros, han vivido el abandono y van recuperando la confianza con la ayuda de las voluntarias de la Asociación.
Todos ellos necesitan ayuda y una familia definitiva que les quiera como merecen. Ahora la situación es más urgente si cabe. Se quedan sin piso-refugio y van a necesitar casas de acogida para reubicarlos. Todos tienen algo especial que enamora.
Te invito a conocerlos en:
http://www.esperanzafelina.com/