Hay perros bien educados, mal educados y, sobre todo, hay perros que ni lo uno ni lo otro, simplemente no están educados (ni bien ni mal)…. Demasiados perros que van por la vida sin saber ser perros, sin saber comportarse, incapaces de pasear de forma tranquila porque nadie les ha enseñado, que van constantemente dirigidos porque son “impredecibles”, que ladran a todo, que se abalanzan contra todo porque siempre hay alguien detrás “controlando” la situación que al animal se le escapa, que solo saben “obedecer” al tirón de correa. En definitiva, incapaces de “pensar” porque alguien lo hace por él…..
Tener un perro es una responsabilidad y, si debería ser igual para todos los perros y propietarios, si además, se trata de un animal grande o potente, la necesidad de educarlo de forma adecuada, es aún mayor.
Y claro que hay perros “difíciles” porque lo que vemos es el resultado de la herencia genética, del carácter del animal, de las experiencias previas y, en gran medida, de la educación (o la carencia) que haya recibido hasta ese momento.
Hay muchas maneras de educar (tantas como perros y personas) porque cada individuo es diferente y el proceso depende, precisamente de eso pero, merece la pena aprender cómo educar a tu perro, ser coherente y adaptarte, invertir tiempo y esfuerzo, disfrutar de cada paso (al fin y al cabo, nadie te obliga a tener un perro) y poder llegar a confiar en tu perro y sentirte orgulloso, por ser capaz de “pensar” por si solo y acertar por sus propios medios con lo que esperamos de él.
Chelu tiene año y medio y mucha energía. Es sociable, cariñoso y muy activo. Rescatado de la perrera, ahora aprende a ser un perro de “provecho”.