Si los perros pudieran elegir cómo les gustaría pasear, seguro que la mayoría elegían ir sueltos o, en su defecto, con arneses cómodos y correas que les dieran cierta libertad y la posibilidad de tomar algunas decisiones como ir a olisquear, coger cierta distancia de nosotros para hacer sus necesidades, evitar un encuentro que no le agrada…. Las correas largas me gustan. Dotan de autonomía al perro para ejercer como tal, a la vez que seguridad al guía al cumplir con la normativa de llevar al animal sujeto y evitar accidentes en el caso de perros miedosos, recién llegados a la familia, con una llamada poco fiable o con los que estamos empezando a trabajar en zonas abiertas.
Al hilo de una sesión donde hemos recuperado la correa larga para trabajar con un perrete joven que está aprendiendo a acudir a la llamada en zonas abiertas, hoy recupero un post con una propuesta de juego para aprovechar la tarde…
http://perrygatos.blogspot.com.es/2015/09/jugando-con-nuestro-perro-practicar-la.html