Muchas personas se sorprenden ante las emociones que afloran tras la muerte de un compañero de cuatro patas, de un perro. En estos momentos, vale la pena recordar que nuestro perro era parte de nuestra vida, de nuestra rutina y de nuestro hogar. Además del cariño que llegamos a sentir por él, era familia, amigo y compañero.
A menudo, no somos conscientes pero, no sólo pasamos duelo por el animal, sino también lloramos la pérdida de esa época especial de nuestra vida, de todo lo que nos ha dado durante ese tiempo y de los lazos que ayudó a crear con otras personas y animales, que se han convertido en importantes para nosotros.
Los recuerdos agradables son muchos y los buenos momentos compartidos estarán ahí siempre. Con el tiempo, la sensación gris desaparecerá, dejando paso a la calma que produce la memoria tranquila de nuestro querido amigo peludo. Hoy este post, se lo dedicamos a Andy, con esta imagen de nuestros primeros pasos allá por 2014.
Te echaremos de menos Andy….