Los animales asustadizos son más propensos a escaparse, pero cualquier animal, por muy confiado y tranquilo que sea, puede asustarse en un momento dado y salir corriendo. El riesgo de atropello, en este momento, es el más grave, ya que en su huida pueden cruzar calles o salir entre los coches sin que los conductores tengan tiempo de reaccionar. Por suerte, muchos de ellos se salvan de este destino pero, acaban perdidos lejos de sus casas.
De ahí la importancia de llevar a nuestros animales identificados con un microchip. Nuestro perro puede recorrer muchos kilómetros en pocos días, apareciendo una semana después, en otro pueblo, provincia o, incluso, comunidad autónoma. Una vez alejado de su barrio, nadie podrá reconocerle y su recuperación dependerá únicamente de su chip. Los collares, pañuelos o chapas son útiles pero hay que tener en cuenta que puede perderlos o incluso pueden quitárselos, por lo que el chip, además de OBLIGATORIO, es indispensable.
Si perdemos a nuestro perro, los pasos a seguir son:
– Denunciar la desaparición del hogar, en la comisaría y/o puesto de la Guardia Civil más cercano, aportando el número de chip
– Dar aviso al Registro de Identificación de Animales de la Comunidad Autónoma
– Avisar a las clínicas veterinarias de la zona
– Avisar a las perreras, protectoras, refugios o albergues de la zona
– Colocar carteles con su foto, características y número de chip por la zona
– Difundir en las redes sociales y páginas web de animales la desaparición.
La implantación del microchip se realiza en clínica veterinaria y es una inversión en tranquilidad. Este pequeño gasto puede suponer que recuperemos a nuestra mascota en caso de pérdida. Un animal sin identificar que termine en la perrera tiene un plazo de pocos días antes de ser sacrificado, según la comunidad autónoma donde aparezca.
Es muy importante también actualizar los datos de contacto en dos casos, fundamentalmente:
– En caso de cambio de teléfono o domicilio
– En caso de cambios de propietario