Cuando aquella noche recibieron en la Asociación Protectora de Animales de La Rioja una llamada de alerta porque habían encontrado un perro sobre las vías del tren en Agoncillo, no se podían imaginar que se trataba de una victima más de la tortura y muerte sistemática que venían sufriendo perros y gatos, durante meses en la localidad de Agoncillo. Aparentemente parecía que lo hubiesen atropellado. En el momento en que se recibió la llamada, localizaron a un voluntario de la Asociación, Andrés, al que desde estas líneas quiero agradecer la dedicación absoluta hacia los animales, siempre dispuesto a ayudar a cualquier hora, y como bien dice “todo por ellos”. La persona que llamó dijo que no podía en ese momento acompañar al voluntario para poder localizar al animal, que tendría que esperar al día siguiente. Insistieron en que fuese en ese momento, ya que siempre que un animal está herido o sufriendo es prioritario atenderlo, en este caso no se sabía aún que su vida dependía de horas o minutos. Por fin accedió a acompañar a Andrés, y encontraron a Cali. Era muy extraño pues estaba sobre la vía del tren y no se explicaba como pudo llegar hasta allí puesto que ni tan siquiera podía moverse. Tenía tanto miedo y tanto dolor que costó tiempo y paciencia cogerle y Andrés recibió algún mordisco. Pero al final lo logró y de inmediato esa noche lo llevaron a que lo atendiese el veterinario de La Asociación. La perspectiva no era buena porque pensaron que lo más probable era una lesión de columna sin solución, pero el veterinario tenía buenas noticias, Cali tenía rotas las dos caderas, pero podría operarse y llegar a andar sin problemas.

Desde la Asociación Protectorapiden la colaboración ciudadana para dar con los culpables de tanto horror y de aquellos que los están ocultando. Cualquier información, cualquier dato que pueda ayudar a la investigación, pueden comunicarlo a la Asociación, llamando o enviando un correo. No permitirán que esto se olvide y está en manos de todos ayudar a que los culpables paguen por ello.

Cali es un superviviente. Ahora se entiende porqué estaba sobre las vías del tren. Alguien lo dejó allí para que el tren lo arrollase. No era necesario atarlo como a los otros, ya se habían ocupado de destrozarle las dos caderas para que no pudiese escapar. Si esa noche no se hubiera recibido aquella llamada, si los voluntarios no estuviesen siempre dispuestos a ayudar, Cali hubiera muerto como tantos otros.

Gracias a todos los que cada día obráis el milagro en la Asociación. A la persona que llamó y no pasó de largo, a Andrés, el voluntario siempre dispuesto a ayudar y, por supuesto, también a nuestro veterinario. Gracias a él, Cali no solo puede andar, sino también correr y ni tan siquiera le quedará una leve cojera.

Cali vive ahora feliz en el Refugio. Espera como todos un hogar definitivo. Mientras tanto recibe el cariño de todos y es afortunado porque tiene dos padrinos inmejorables que le quieren y le miman un montón, Ana y Diego, que además se han hecho amigos y procuran que Cali salga todos los días a dar un largo paseo. Y Cali vuelve a confiar y como otros animales torturados por el “ser humano” nos da un ejemplo de generosidad.

Si estás pensando en aumentar tu familia con un perro, que mejor opción que adoptar a Cali, te verás recompensado con su cariño y gratitud, y en el Refugio quedará un hueco para otro animal que aparezca en la calle, que esté herido o enfermo, y así tú también participarás en ese milagro que cada día puede logarse en la Asociación. Gracias a todos pero también gracias a ti si adoptas un animal abandonado.

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