Los gatos amasan desde muy pequeños, incluso antes de abrir sus ojos con apenas unos días de vida y, especialmente, cuando están alimentándose. Mientras maman, aprenden casi por instinto, que masajeando la zona, provocan la eyección de la leche en mayor cantidad y con más fuerza, facilitando su alimentación.
Cuando crecen, conservan el hábito como forma de buscar placer y tranquilidad y, a los propietarios, nos encanta. También es común que los gatos adultos que fueron destetados precozmente, conserven este hábito como una forma de autocalmarse y sentirse mejor.
Herencia de grandes felinos y viejos hábitats
Hay estudios que sugieren que este particular comportamiento en los gatos es el resultado de una herencia biológica. Se dice que han heredado de sus ancestros, los grandes felinos, esta particular forma de utilizar sus patas para aferrarse a diferentes tipos de superficies.
Marcar el territorio y buscar comodidad
Todos tenemos un lugar particular del sofá que no queremos que nos ocupen. Con los gatos pasa lo mismo. Cada uno tiene su sitio preferido en casa y se encargan de dejar bien claro cúal es. En las patas, los gatos poseen algunas glándulas especiales que desprenden feromonas para marcar su territorio. Cuando nuestro gato quiere avisarnos que tal o cual cojín o sitio del sofá es suyo, amasa la zona, liberando así esas feromonas. Por otra parte, a veces, simplemente quieren estar cómodos y si una manta o un almohadón no se ajustan a las exigencias de nuestro gato, intentan acomodarlo amasando con sus patas. Así de fácil.
El protagonista de hoy es Kuro, de año y medio de edad y un auténtico peluche que está deseando que alguien quiera adoptarlo…lleva mucho tiempo ya en acogida y está deseoso de tener una familia para siempre.
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