A muchos gatos les encanta perseguir el punto de luz del puntero. En el momento en el que el minino empieza a perseguirlo, en realidad está cazando y poniendo en práctica sus instintos depredadores.
Aparte de tener la precaución de no apuntar directamente a los ojos con la luz (están diseñados con potencias bajas y bastante seguras pero es mejor prevenir que lamentar), hay que tener en cuenta que nuestro gato está supuestamente persiguiendo a una presa. Si tras una larga sesión de persecución no la consigue…se frustra.
Para evitar dicha sensación negativa, lo óptimo es no alargar demasiado las sesiones de juego con láser y combinarlas con otro tipo de juegos. Además es recomendable finalizar la sesión apuntando contra algún objeto que nuestro gato sí pueda cazar (una galleta, una golosina, un juguete, etc). Lo importante es que gane el juego y tenga ganas de volver a jugar la próxima vez.
En resumen:
Luka tiene dos años y tres meses y es una preciosa cruce de siamés que busca hogar y familia.
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