El castigo por sí solo no enseña. Puede que, en ocasiones, consigas que tu perro deje de hacer aquello por lo que ha sido castigado pero, ¿Qué ocurre cuando tú no estás delante?
Muchas personas piensan que el perro sabe que ha hecho algo mal porque trata de esconderse o procura ocultar las pruebas del delito comiéndoselas, por ejemplo. Realmente están reaccionando a tu lenguaje corporal y gestual que denota enfado e indignación pero no están aprendiendo qué es lo que han hecho para causar esa reacción en ti.
Si quieres que tu perro realmente aprenda, enséñale algo nuevo e incompatible con la conducta que pretendes erradicar. Si por ejemplo, tu peludo es de los que destrozan objetos cuando se aburre, procura dejar las tentaciones fuera del alcance y enseñarle a dirigir su juego a objetos permitidos como dispensadores de comida u otros elementos adecuados.
Otro ejemplo frecuente son los perros que reciben a las visitas saltándoles a los hombros, enséñale a sentarse siempre que llamen al timbre y abras la puerta. Sentarse es incompatible con saltar.
Gus tiene en torno al año de edad y no es el perro más guapo de la resi pero tiene un algo especial. Con niños se lleva estupendamente y es uno de nuestros primeros voluntarios en las actividades semanales. Sociable y cariñoso, lleva mucho tiempo esperando que alguien se fije en él. De tamaño mediano es ideal para vivir en piso o apartamento (mide 48 cm al lomo y 59 cm a la cabeza)
Contacto: dan.asociacion@gmail.com ó para adopciones internacionales a dan.asociacion.madrid@gmail.com